“Las instituciones policiales son innecesarias”: Sobre la desaparición forzada y tortura de Marco Antonio en la CDMX

Demián Revart

MARCO ANTONIO HA SIDO LOCALIZADO CON VIDA… ¡PERO LA VIOLENCIA POLICIAL Y LOS CRÍMENES DE ESTADO QUE VIVIÓ -Y QUE SE VIVEN A DIARIO- NO DEBEN QUEDAR IMPUNES!

Hace unos momentos, los padres y amigos del joven estudiante de la Preparatoria 8, Marco Antonio Sánchez, han confirmado que la fotografía difundida por el gobierno de la Ciudad de México SÍ corresponde al estudiante que se encontraba en calidad de desaparecido desde el 23 de enero tras ser golpeado y ultrajado por policías de la delegación Azcapotzalco por el “delito” de tomarle una fotografía a un mural urbano.

Imaginémoslo: así, sin más, sólo por tomar una fotografía, llegan dos policías y te comienzan a agredir, por lo que en defensa propia, corres, pero te recibe un grupo más numeroso de uniformados, uno te da un cabezaso con su casco que te deja inmóvil en el suelo, y ahí, continúan dándote una golpiza como si fueras el peor delincuente.

No es el único caso. A diario, se registran incidentes menores con las ‘fuerzas del orden’ por situaciones absurdas como tocar un instrumento musical en la calle, patinar o andar en bici en lugares públicos, sentarse en espacios ‘prohibidos’ o por supuestas infracciones viales si de una persona transportándose en carro o en motocicleta hablamos. En el acto de “desempeñar la autoridad”, los policías no son amables del todo ni informan a detalle las razones jurídicas de la situación, sino que hacen uso de la violencia verbal y en muchos de los casos, sólo buscan un momento para poner en práctica para lo único que fueron programados: prohibir y detener (incluso, en circunstancias donde no habría porque siquiera dirigirle la palabra al ciudadano). El monstruo de la AUTORIDAD es tan dañino al grado de que un policía puede llegar a golpear a uno como lo hicieron con Marco, si le cuestionamos el porqué nos detiene o prohibe (¿les suena FAMILIAR… esa lógica?).

Marco no se “extravió” según lo tipificado por las instancias delegacionales… ¡FUE VÍCTIMA DE DESAPARICIÓN FORZADA! Lo torturaron, hoy está desorientado e incluso no pudo recordar su propio nombre. En la fotografía de su localización, se aprecian golpes en su rostro (y aún falta el examen médico legista para comprobar otras heridas internas y externas que no siempre son visibles). Lo dejaron ‘botado’ en donde quisieron, sin importarles su estado de salud tras los golpes, por eso no fue presentado ante un Ministerio Público, por lo que con esto tendríamos dos crímenes policiales simultáneos. El chico pudo haber corrido con mala suerte y haber muerto con algún mal golpe, desfalleciendo en las tan “seguras” calles del Estado de México o violentado en algún otro atraco por ese estado físico.

Lo sucedido hay que pensarlo como una problemática muy preocupante. La policía no representa la “ley aplicada en las calles”, sino la AUSENCIA DE LEY APLICADA VIOLENTAMENTE EN LAS CALLES. La policía es a su vez fundadora y conservadora: crea el castigo para conservar el “orden”.

Por más chaira que tilden a esta expresión, es la más veraz en torno a lo que busco explicar: “la policía es el brazo armado del Estado para defender la existencia del sistema capitalista y todos sus tipos de de violencia”. ¿Qué vimos que hacian los policías con armas largas durante la crisis del terremoto del #19S?… ¡exacto!, defendiendo la propiedad privada de los grandes centros comerciales en momentos tan críticos donde los alimentos y herramientas que albergan en sus almacenes eran de alta necesidad para salvar vidas (¡y ni recordar su ‘heróica’ participación en el derrumbe de la fábrica textil de Chimalpopoca y Bolívar, golpeando a los rescatistas y voluntarios!)

Ya ni hablemos de su participación en los movimientos sociales y causas justas: están allí como una inerte barrera para barrer -valga la redundancia- a toletazos a los jóvenes estudiantes, campesinos, maestros y a todo aquel que se oponga a las injusticias de lo que ocurra en el país. En peores casos, llegan a disparan sus armas sin remordimiento alguno (¿o ya se nos olvidó Ayotzinapa, Arantepakua, Nochixtlán o la más reciente masacre en Cacahuatepec?).

Defender a un sistema, significa para el policía violentar a todo aquel que lo cuestione, por ende, las valientes palabras de Marco Antonio “¡no estoy haciendo nada!, ¡ya suéltenme!” mientras lo detenían por tomar dicha fotografía, fue lo que le llevó a tener esta terrible experiencia.

Renunciemos al “paternalismo de la seguridad”. ¡La policía es una institución innecesaria para la sociedad civil! Guardias vecinales, rondas comunitarias y grupos de autodefensa en el campo y la ciudad para evitar más muertes a manos de los uniformados.

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PD: “Tout le monde déteste la police” (consigna lanzada en Francia desde varios grupos radicales durante las huelgas generales contra la #LoiTravail a mediados de 2016).

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