Demián Reyes
“Nuestra lucha es como las gotas de agua, pues aún pareciendo invisibles, logran formar el océano”, Mijail Bakunin.
El 22 de octubre de 2001, Vicente Fox Quesada (representante de la falsa transición democrática PRI-PAN) anunció uno de sus más ambiciosos proyectos: el nuevo aeropuerto de Texcoco. Con la expropiación “legal” de 5,400 hectáreas a través de diecinueve decretos gubernamentales, la afectación contemplaba a aproximadamente 4,375 familias de tres de los más grandes municipios del oriente del Estado de México: San Salvador Atenco, Texcoco y Chimalhuacán.
Sin embargo, a la par de esta iniciativa, se desató un movimiento social que alcanzó niveles internacionales inimaginables. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), agrupó a los pueblos afectados en una sola propuesta de organización colectiva que logró derribar el proyecto de aeropuerto en menos de un año. La resistencia fue exitosa, pero las consecuencias represivas fueron terribles. En 2006, sufrirían una jornada de represión -2 muertos, cientos de presos políticos, decenas de mujeres torturadas sexualmente y perseguidos en todo el país- con el pretexto de que los floreros del municipio trabajan de forma “ilegal”.
Quince después, ahora con Enrique Peña Nieto a la cabeza y el préstamo de créditos de los bancos transnacionales HSBC –Londres-, City Bank y JP Morgan –Nueva York-, se ha anunciado en septiembre de 2014 la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), que pretende ser el proyecto aeroportuario más grande y “moderno” en América Latina, pero a costa del despojo de las tierras de ejidatarios y pueblos originarios, la desertificación total del Lago de Texcoco y el endeudamiento irresponsable que ascenderá solo unos cuantos ‘miles de millones de dólares’.
Esta noticia entra en el peor escenario económico para el pueblo mexicano, que va desde la baja del petróleo hasta la devaluación de la moneda nacional -¡ni mencionar las ‘clasecitas’ de economía que nos dieron Andrea Legarreta y Raúl Araiza!, pues para quien vive cómodamente con una cantidad increíble de lujos, es fácil hacernos creer que “la economía extranjera no nos afecta”, o, en palabras del “Negro” Araiza: “si no les alcanza a los mexicanos, ¡que le chinguen más!”-.
Desde el 2001, la planeación de un aeropuerto centralizado, respondió a un momento donde el cambio climático y la instauración de mega-proyectos en todo el mundo (rutas de mercantilización, centros comerciales, magno-edificios privados y torres de lujo) dejaron entreabiertas las puertas de una opinión social que se dibujó mediante protestas internacionales masivas. Basta recordar el ruido que causó Seattle en 1999 en el margen de la Cumbre de la OMC (Organización Mundial del Comercio) hasta este 2016, con el TPP (Tratado Transpacífico de Organización Económica) que provocó que decenas de miles de habitantes peruanos salieran a manifestarse desde inicios de febrero. ¿Protestas justas? Ambos procesos de globalización son sinónimos en cuanto a la precarización del trabajo, la educación y lo que en este momento es preocupación primera a los habitantes que rechazan el NAICM: el despojo del territorio.
Hoy, la gente combativa de Atenco y los pueblos del Estado de México se enfrentan a un mecanismo inherente dentro de la mafia del capital: los partidos políticos y sus grupos de choque. En 2012, aumentó la presencia de los ‘antorchistas’ en estas regiones bajo el respaldo de Rubén Pacheco (quien es descrito por los atequenses como un “achichincle de Peña Nieto”), y en el presente, bajo la mano del gobernador de Texcoco Higinio, Martínez, (quien fue uno de los agentes que dio paso a la represión en Atenco en el 2006), que posee una amplia táctica de ‘caciquismo’ en donde exista organización popular. MORENA también ha presentado un “proyecto alterno”, que es esconde detrás de sí-mismo un circo electoral.
Aún así, en Noviembre de 2015 se conformó el Frente Amplio No-Partidista Contra el Nuevo Aeropuerto y otros Mega-Proyectos, que integra a más de 70 organizaciones del país, dispuestas a detener hasta las últimas consecuencias este aeropuerto.
La pregunta clave que responde a la inutilidad del NAICM es: ¿cuántas veces has viajado en avión en tu vida?, ¿lo usas frecuentemente como medio de transporte?, ¿vale la pena ampliar la riqueza de quienes lo usarán a cambio de la pérdida de los recursos naturales?
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