Crítica a una moda filantrópica (o de la nece(si)dad de identidad en el Occidente globalizado)

Héctor Chiñas

Después de la publicación de mi poema Contestación a una Moda Filantrópica (o de Cómo las Mentes de Occidente Están Deshauciadas), donde expongo de forma poética mi postura a la reacción del mundo a los atentados que sufrió París la noche del 13 de Noviembre, es hora de pasar a una crítica más teórica y directa.

Las redes sociales del mundo se abarrotaron, se hartaron de mensajitos de condolencias, de #PrayForParis y de fotos de perfil coloreadas con los colores galos. Lo que se ha visto es de preocupar en un doble sentido, ya que se trata de un doble movimiento social que refuerza la posición de los aparatos estatales de las grandes potencias imperialistas. Nos denuncian la falta de criterio de las (sí que lo son) masas juveniles en los países de Facebook y Twitter, y que son el resultado de la hegemonía ideológica del capitalismo. Pero vayamos primero a los orígenes.

I

¿Por qué ocurrieron los atentados? Cualquiera con dos dedos de frente puede deducir la relación que esto tiene con la situación que se vive en el Medio Oriente. Particularmente, es preciso remarcar la constante intervención que Francia ha tenido en esta región del mundo y en el África con su política belicosa, mencionando la República Centroafricana, Libia y la misma Siria que hoy sufre los embates de las potencias occidentales y del Estado Islámico, por mencionar tan sólo algunos ejemplos. Era inminente una reacción violenta en contra de esta política francesa, la cual viene a concretarse en la oleada de ataques del 13 de Noviembre.

El problema con estos acontecimientos es que, lejos de enmendar las políticas en relaciones exteriores, el Estado las abandera como excusa para fortalecer su intervención violenta en estos países. Y no es un caso exclusivo de Francia: este es el funcionamiento de toda la política de Occidente, incluyendo a Israel, sobre el Oriente Medio. Ya lo hemos visto con los constantes y brutales ataques que Israel ha perpetrado desde hace muchos años en Palestina, como respuesta a terribles ataques con palos y piedras.

Además, debemos recalcar la denuncia que realizó Alternative Libertaire sobre estos ataques, ya que el estado de emergencia que el Estado decretó sobre París da luz verde a la represión sobre movimientos populares y manifestaciones que hubieran podido llevarse a cabo. [1]

La política exterior de Occidente tiene, pues, un doble propósito: además de la más evidente, asegurar la posesión del mercado mundial en manos de la clase burguesa (hay que recordar que, por ejemplo, Siria se halla cerca de una de las mayores reservas petroleras del mundo, la del Cáucaso), sirve para, a raíz de estos incidentes generados, sembrar el miedo y la discordia entre la población, y reforzar las políticas de represión contra todo movimiento contestatario. Estos atentados, como los ocurridos en París, son, en realidad, un grito de auxilio de los pueblos del Medio Oriente en despojo y sometimiento.

II

La reacción hacia ataques como éste no sólo es material, sino ideológico. Algo que, incluso en el mismo paramundo de Facebook, se ha delatado es que estas expresiones de condolencia, como las fotos coloreadas de banderitas francesas, sólo se dan a lucir en cuestión de tópicos occidentales. ¿Cuándo demonios se han aplicado dinámicas similares por Libia, Siria, Kenia o Ayotzinapa? De aquí podemos desprender un doble movimiento social: por un lado, un eurocentrismo-islamofobia cada vez más latente, y una conjugación del fenómeno de las modas como necesidad de identidad social de las juventudes del Siglo XXI.

Los aparatos ideológicos del Estado se han encargado de anteponer el dolor de Occidente al del resto del mundo, ya sea en el dramatismo de las coberturas de sucesos terribles o en un Hollywood que nos presenta a Occidente como principal víctima de epidemias o de alienígenas voraces. Si Marx ya hablaba de la enajenación del individuo como ser genérico, es aquí donde podemos ver reflejado este no-reconocimiento del individuo occidental en una humanidad.

¿Dónde están esas condolencias por los ataques de abril del 2015 a Garissa, Kenia? ¿No deberían condoler los comentarios apologistas al Estado vertidos tras el crimen de la noche del 26 de septiembre del 2014 en Iguala, Guerrero en el cual 43 normalistas fueron desaparecidos?

Y si ya establecimos que la mass-media se ha encargado de que el occidental sólo piense en Occidente, no es de sorprender que comience a presentar conductas xenofóbicas. Ya desde las políticas de deportación de refugiados sirios de varios países europeo-orientales vemos este surgir de una exclusión y negación de los mediorientales. Y no es un supuesto, pues ya se están mostrando cabalmente estas expresiones de islamofobia: el campamento de refugiados sirios en Calais, Francia, fue incendiado tan sólo unas horas después de la oleada de ataques.

Vemos en estos acontecimientos lo que Žižek denuncia como la tolerancia represiva del multiculturalismo: la tolerancia y la diversidad cultural que tanto pregona Occidente sólo lo es en tanto que se comparan los puntos en común de su cultura con las ajenas, en un plano de hueca universalidad, lo que le hace, o imponer sus valores específicos en otras culturas, o mantenerse pasivo ante violaciones a la libertad de otras culturas, muchas veces en aras de la ganancia; de tal suerte, vemos que este multiculturalismo es hueco, y por lo cual el occidental tiene la posibilidad de, en su supuesta tolerancia, colocarse en un plano de superioridad. [2]

La condolencia por los ataques a París no es más que la reivindicación del eurocentrismo, o bien, del occidentocentrismo.

III

Y si en esta tendencia mundial vemos una segregación del individuo occidental, también vemos, en una suerte de, podemos llamarlo así, movimiento dialéctico, una congregación de ellos. Pero no una congregación real, que reivindique al individuo concreto, ¡claro que no! Una condensación de los hombres en masas. Y más que de los hombres, de sus mentalidades. Lo que vemos, por ejemplo, en el caso de las fotos de perfil coloreadas con la bandera ésta de Francia, la gran mayoría de ellos no lo hizo por verdadera solidaridad (la solidaridad está en las acciones, no en las apariencias) ni por comprensión del contexto y trasfondo, que ya bien detallamos en la primera parte, sino porque «todos lo hacían», por moda, disfrazada de solidaridad. ¿A qué obedece esto?

La juventud de nuestras épocas, como consecuencia de este plano de hueca universalidad, y de homogeneización en aras del capital, ha disuelto su aparato crítico, no se reivindica en su individualidad, y fácilmente se ve arrastrada a la necesidad de pertenecer a la masa, a la comunidad, y vemos el por qué del fenómeno de las modas y los trending toma tanta fuerza. Ya bien lo ha mencionado mi colega Demián Reyes, quien denuncia el fenómeno de las modas como el olvido de la Historia a través del consumo cultural e ideológico. [3] Las fotos de perfil coloreadas sólo son un producto ideológico de un sector del mercado mundial, Facebook, que conglomera a estos jóvenes a una comunidad identificada por un supuesto dolor, sustentada en una universalidad ideal. Lo mencioné también recientemente en dos tuits, en español y francés, denunciando la conversión del verdadero dolor, ese que deviene en la solidaridad horizontal, en una mercancía. [4] [5]

La situación que hoy vive Francia ha destapado (otra vez, por cierto) la cloaca que nos muestra y nos revela, en su terrible magnitud, la quimera cultural del capitalismo, la cual, junto con sus bases concretas, las relaciones materiales de producción y el orden social consecuente, es necesaria abolir.


IV

CONTESTACIÓN A UNA MODA FILANTRÓPICA

(O DE CÓMO LAS MENTES DE OCCIDENTE ESTÁN DESAHUCIADAS)

Filamento de germanio,
a condolido ser hombre:
que no, fiero, hoy te asombre
la palabra del mundano.

Pues tu palabra no sirve,
que no es auténtica praxis,
sino tan vulgar catársis
que de lo posmo ella vive.

Tierra gala es hoy tu foco,
o tu blanco, eso no importa.
Es la doxa de vuestra orta
en lo que yo bien me enfoco.

Presumes de vero dolor
tan sólo ves el titular
y tu moda echas a volar.
De antimoro tienes olor.

No fuera, pues, simple ademán,
aquél que orquestan los altos.
No fuera, pues, un mandato
estricto para ya acatar,

que la impunidad desborda
y la parola se muere;
el hipócrita ya muerde,
el poeta calla la oda.

Tu visión es limitada,
ignoras tú ver la raíz,
tan es corta tu mal matiz
en fingirte cultivada.

Y cuando se trata, morro,
del combate callejero,
se acaba lo lisonjero
y a la paz pides socorro.

Resuélvete anonimato,
no crezcas tu detrimento.
Tu tan banal pensamiento
es suela de mi zapato.

Noviembre del 2015


[1] Attentats de Paris: Contre Leurs Guerres, Nos Solidarités. Comunicado publicado por la Secrétariat Aux Relations Exterieurs de Alternative Libertaire. 14 de Noviembre del 2015. Consultado el 15 de Noviembre del 2015 en: 

[2] Žižek, Slavoj, “La Tolerancia Represiva del Multiculturalismo en En Defensa de la Intolerancia, trad. Javier Eraso Ceballos y Antonio Antón Fernández, España, Diario Público, 1998.

[3] Revart, Demián, El Legado de Guy Debord y la Profecía del Espectáculo, Noviembre 2015:

«La función principal de quienes dominan la vida espectacular (shows televisivos, series y telenovelas, música industrial y fiestas de preventa de a “tostón”, la hiper-masificación de las modas y la tendencia “otoño-invierno”, el hollywood literario y los best-seller, y hasta las costumbres híbridas del “espanglish”) es hacer olvidar la Historia mediante el consumo de la cultura

«Incluso, quienes no tienen ese objetivo, (es decir, la comunidad aislada de segundo grado que sobrevive por debajo de quienes ejercen el poder mercantil) lo reproducen inconscientemente».

[4] Chiñas, Héctor:  14 de Noviembre del 2015 en Twitter.

[5] Ibíd. «Facebook ha convertido el dolor en una mercancía, que conglomera a los individuos en una identidad social disfrazada de antiviolencia».

Publicado el 16 de Noviembre de 2015 en:

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