El papel de la T.V. en la sociedad carcelaria (o las telenovelas y el show del reo)

hay_que_matar_a_miguel_ampliacion

“Siempre, es el protagonista televisivo en el que se enfoca la historia dentro de un caso jurídico, haciendo de lado toda la estructura de extorsión, tortura y corrupción que se vive en las cárceles del mundo, dejando así, que los televidentes creen falsas imágenes de lo que es una cárcel”.

Para la era actual, la influencia del televisor en cuanto a la forma de generar juicios de valor sobre el uso de las prisiones y el papel de las autoridades se vuelve un factor no tan aislado de análisis, ya que todo lo que se representa a través de la diaria imagen televisiva, comprende un margen de realidad casi totalitario en los televidentes.

Entrando en nociones aristotélicas para interpretar un acto teatral, la formulación de un personaje principal tras las rejas se deberá únicamente a la descripción de la acción cometida, de los círculos y personajes secundarios que lo rodean. No hay que caer en complicaciones, el uso de la cárcel dentro de las telenovelas o interpretaciones quiméricas, no ahondan la verdadera cuestión de la prisión como aparato de Estado, o de la comprensión del factor-relación para comprender al sistema jurídico mexicano. La prisión se torna como un ornamento a la trama, quitándole seriedad al caso concreto del sistema penal.

El objetivo ideológico y sensorial de la serie o novela de prisión es adaptar la realidad a la trama observada (justo cómo citamos al poema supuestamente “sin sentido” de Lewis Carroll), que la interpretación social se torne sólo en un adorno de la historia guadalupana, y no en una interpretación histórica mensaje-comprensión. No se me tome de poco realista o absurdista al analizar a la T.V. como influencia de entendimiento, pues antes que esa acusación, deberíamos tener a la mano el porcentaje de las familias del mundo que pasan la mayor parte de su tiempo ante la pantalla de los medios masivos.

El papel de la ley en la telenovela es de una justicia fuertemente inexorable, inquebrantable y quimérica: 1) en TODOS los casos de detenciones, existen actores que juegan el papel del observador de Ministerio judicial o de algún perito, especificando el porqué de la detención, ¡una burla a los miles de presos con delitos inventados!, 2) las producciones televisivas añaden a la trama a ciertos grupos de especializados en defensa personal –escenas de acción- que llevan el estereotipo predilecto del grupo S.W.A.T., mostrando que el sistema jurídico cuenta con equipos de investigación consecuentes para maniobrar los casos de desaparición forzada, secuestros o robos a mano armada cual Law & Order (claro, siempre teniendo al o la protagonista como víctima), ¡esos grupos no existen en la realidad, el mismo ejército y policía de investigación carece de preparación de este tipo!

Excluyendo el asfixiante proceso penal y también el abuso de violencia policial, se muestra al actor ya dentro de la prisión correspondiente, poniendo en primer plano siempre a la comunidad de reos que son descritos como sujetos violentos y que desprecian al actor que se integra a la sociedad de reclusos. ¡Eso no pasa así!, pues 1) el acusado siempre es trasladado durante las madrugadas cuando las celdas están cerradas y los demás intentan conciliar el sueño, y 2) el estereotipo del reo violento es una generalización apresurada, ya que las confrontaciones se dan hacia aquéllos que acusan de actividades ilícitas a los agentes causantes, hacia los criminales de actos terminales (pedófilos, asesinos en serie o adinerados traidores) y a los enemigos entre carteles o bandas delictivas. Dentro hay una organización comunitaria que muestra lazos y sistemas de compañerismo, y en pocos casos, de hermandad.

Aunque de forma implícita, se muestre en estos guiones a la ley y la autoridad judicial como una tajadura a la felicidad de los protagonistas, la perspectiva que entenderá el televidente acerca del sistema jurídico será de una justicia heróica, de una ley universal y bien aplicada, y por supuesto, de la prisión como una jauría de reos como personas irracionales que su fin es amedrentarse entre ellos mismos. ¡Vaya porquería!

¿Y el aspecto real sobre las prisiones? Fuera de la experiencia propia de sufrir el encarcelamiento de un cercano o de uno mismo, es en los noticieros de las grandes farándulas donde nos percatamos del constante uso de las prisiones. La gente ha de asimilarlas como espacios físicos y no como herramientas del sistema imperante; Televisa y TvAzteca hablarán sólo en 3 ocasiones de los tipos de presos: 1) el narcotraficante o el líder corrupto, 2) el vándalo o el manifestante violento, 3) la estrella de la detención mediática. La mención del narcotraficante es clara: se busca el apoyo legítimo para con la militarización del país y enaltecer cual historia de bronce a las capturas de algunos de los líderes, sin importar las consecuencias de los enfrentamientos armados, (apúntese las decenas de muertos en Chilpancingo por estas cruzadas a bala fría, los 8 muertos en Tabasco hace unas semanas o los dos niños asesinados por el Ejército Mexicano en Ostula, Michoacán).

“La mass-media se habrá de encargar de seguir muy de cerca los casos penales de manifestantes y detenidos en manifestaciones, pues el mensaje que quiere dejar a la ciudadanía es de que no existe un castigo firme para quien se supone que es “violento”, siguiendo la forma-pasividad que le es necesaria a la ideología dominante para que no existan revueltas sociales”.

El monitorear al manifestante detenido y hacer de él un caso puramente amarillista, es también una búsqueda de criminalizar a la protesta social y a los ataques contra la propiedad privada: “la violencia atrae más violencia” dirán los discursos después de las capsulas que presentan a los manifestantes recluídos, su resultado es pregonar el uso de las leyes de Estado y que a través del pacifismo se logrará modificar la situación social, ¿y entonces por qué razón salimos a las calles?, ¡para hacer frente a todos los tipos de Violencia! La más absurda es la de la detención de alguna estrella televisiva por el uso de drogas, el conducir a alta velocidad o el ultraje a la autoridad, ¡es una burla ante la aplicación de las leyes y el proletariado babeando espuma por la noticia!, casos como el de la cantante Alejandra Guzmán, el vocalista León Larregui o el mismo Justin Bieber se transmiten en cadena mundial con el fin de mostrar que la ley es “universal” y que sus actitudes lastiman a la moral de la sociedad. ¡Lo que lastima es que los encierren un par de días y a la clase trabajadora la mantengan años tras las rejas!

El entendimiento de la dialéctica entre el “debe estar en prisión” y el “que bueno que lo metieron a prisión”, será gestada por la telenovela y el noticiero de las 10, eso mientras no difundamos de forma crítica la estructura de las prisiones y la verdad sobre la ilusión del “ser jurídico”. El 55% de las familias mexicanas sólo tienen 10 libros en su posesión, mientras que el 95% cuenta con un televisor y el promedio de horas al día para ver la televisión es de 4 en un análisis de todas las edades y regiones, ¿qué se puede esperar de ello?

Mientras las prisiones se difundan mediante la ideología del bueno (Estado) y del malo (“delincuente”), seguirán hacinándose inocentes en sus celdas.

¡A destruir todas las cajas idiotizadoras!

(Extraído de: Reyes, Demián, “Consideraciones Contra la Prisión, el Delito y su Estructura Moral” en Hermenéutica de las Prisiones, México, Revuelta Epistémica, 2015, pp. 67-69.)

Publicado el 25 de Agosto de 2015 en:

274 total views, 1 views today

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.