I – Una maleza de ilusiones. ¿Podemos hablar de autonomía en la constru…? ¡esperen!, ¿podemos hablar, primeramente, de la construcción y práctica de ciudad por sus habitantes?
Pocas veces es congruente hablar de autonomía en la extensa urbe, que por su misma construcción histórica como microgeografía capitalizadora a lo ancho y largo del mundo, ha sido destinada para facilitar la mímesis y control generalizado de sus habitantes a través de la producción de medianos y extensos mercados, servicios (desde la luz eléctrica hasta la suscripción mensual en Netflix), lógicas de transporte muy limitadas, conectoras principalmente entre el centro de trabajo del empleado/asalariado, su hogar y los sitios de ocio.
De lo que sí podemos hablar es de un paisaje urbano impuesto, me refiero a la edificación misma de la ciudad: supervías, mega circuitos, segundos pisos, viaductos, glorietas, líneas centrales –y no periféricas- de transporte, mega desarrollos inmobiliarios, remodelaciones del espacio público y sitios turísticos, centros comerciales, oficinas para empresas privadas y estatales, salas de cine, así como proyectos de “estilización” de las principales calles de las metrópolis. Todo esto como disfraz, de nueva cuenta impuesto, de una política geográfica que utiliza una clara división socioeconómica a través de la ubicación: las centralidades, los barrios fresas, las periferias y los barrios “bravos”, separando con antagonismos y estilos de vida más evidentes a las “clases” (baja, media-baja, media, media-alta, alta y demás denominaciones pajoleras) que pertenecen a una sola, la que produce y trabaja, y pocas veces en la historia, ha decidido como ordenar y construir su territorio (incluso… ¿podemos hablar de que es suyo?).
Propagar autonomía en dicha maleza de ilusiones y de un tiempo-ciudadano que se esmera en producir y reproducir antes que en crear, es una enorme apuesta por un nuevo tipo de movimiento social, incluso de una nueva forma de pensar-hacer política y ciudad.
El proyecto autónomo del Parque Niza-Chapultepec confronta a los lados más hostiles de la ciudad; la expansión demográfica esculpida en la creencia de que “las metrópolis concentran mejores oportunidades de vida y progreso”, la delincuencia [1], las mafias por el cobro del suelo, las estructuras clientelares en la mayor parte de oficios y trabajos, los cárteles inmobiliarios y la cooptación de los partidos políticos (desde PRI hasta MORENA). Recalco, por ello, la importancia de este proyecto en la historia de los movimientos urbanos en la Ciudad de México.
La historia de lo que pasa a costado del Metro Insurgentes, nos explicará los avances y limitaciones de los vecinos organizados, pero también las caretas de los poderosos cuando un grupo de personas adquiere conciencia del territorio urbano como su primer espacio de autonomía en desenvolvimiento.
II – La problemática en el Parque Niza-Chapultepec: “¡no pasará, nada sin nosotros!”
A finales de febrero de 2016, una turba de maquinaria y empleados del Gobierno del Distrito Federal comenzaron a invadir el Parque Niza-Chapultepec e intentaron demoler sus bardas, sin avisar previamente a la gente residente sobre lo que –en palabra de ellos- es un proyecto de “remodelación del espacio público”. Esta hilarante situación no es más que un proceso de privatización del espacio público en beneficio del Corporativo Redondel [2], sus empresas asociadas y sus oficinistas. Considerando que la Torre Glorieta es de 28 pisos con cientos de oficinas, son el devenir de resarcimiento y mitigación adheridos al proyecto de dicha Torre, un pretexto para apropiarse del espacio de este parque.
Inmediatamente, los vecinos no hicieron una clausura simbólica, sino real de la obra, enfatizando el momento en el que las maquinas de construcción derribaron 12 árboles y una barda, con la intención de construir una idéntica en el mismo sitio, pero de 4 metros, lo que evitaría el acceso a peatones por cualquier punto de esa superficie. Detener la obra fue una expresión concisa de acción directa en el barrio. La descripción de las virtudes de los vecinos de la Glorieta no queda de más; tienen una enorme capacidad de respuesta [3] y son gente aguerrida, gran parte de las personas que inciden son mujeres adultas, demostrando una equidad en la participación de esta lucha.
¿Y sólo es eso? La incursión de la maquinaria fue sólo el detonante de la problemática en el parque. Hagamos una pequeña síntesis geográfica. La Glorieta de Insurgentes más que circular las colindancias entre Av. Chapultepec, Av. Oaxaca e Insurgentes Sur (y de “estilizar” la salida de los usuarios del metro), ha generado una precarización gradual en los suburbios de las colonia Roma Norte y Juárez, incrementando la delincuencia por el hundimiento de la zona y minimizando la visibilidad a altas horas de la noche. Los vecinos cuentan que tanto las autoridades del proyecto como las personas que delinquen, rompen las luminarias del alumbrado público para dejarlo más obscuro posible en las zonas cercanas a la Glorieta; y de esta forma, aumentar los niveles de prostitución, consumo de drogas y la facilidad para ejercer relaciones sexuales en el parque. El proyecto de Redondel, consiste en cortar a la mitad el parque, para destinar la parte más cercana a la vialidad como un “pequeño” puente que dejará en el olvido y la obscuridad a las viviendas populares que se encuentran enfrente de este, ideando también en esa parte, comedores con mesas y sillas para los oficinistas del corporativo.
Sumando a esos daños, las actitudes de los encargados de la obra fueron nefastas al ser encarados por los vecinos –y lo siguen siendo-. En una conferencia de prensa el 14 de abril, en la que se unieron integrantes de la 06600 Plataforma Vecinal y Observatorio de la Colonia Juárez y otras agrupaciones sociales, los habitantes relataron que el proyecto les fue presentado, casi como burla, en una hoja de cuaderno y trazado de forma improvisada por funcionarios de la Delegación Cuauhtémoc, diciendo estos que “ya no hay vuelta atrás, así va a quedar”; hacen la puntualización de que con la modificación del parque los dejarían como en un “callejón a la deriva”, siendo prácticamente imposible que accedan ambulancias u otros servicios civiles a la calle Niza, omitiendo también un necesario y preventivo espacio de seguridad ante sismos, pues es una zona que está rodeada por mega-desarrollos inmobiliarios. Al terminar la protesta de ese día, los vecinos entonaron la consigna “¡no pasará, nada sin nosotros!”, lo que me hizo recordar inmediatamente uno de los lemas más revolucionarios de la historia, acaecido durante la Revolución Libertaria de 1936 en España: ¡NO PASARÁN!
En el documento “Clausura Vecinal Ciudadana” publicado tras la conferencia de prensa que enuncié, los opositores formulan 8 cuestionamientos re-quete inteligentes que nos acercan de forma directa a las exigencias que se han planteado desde que se conoció el intento de modificación del parque:
1) ¿Se realizó un diagnóstico serio y profesional con inclusión de usuarios y vecinos para decidir que éstas son las prioridades del espacio?
2) ¿Se tomó en cuenta la sabiduría ciudadana como eje central para el diseño de las mejoras?
3) ¿Se respetó el derecho de consulta e información?
4) ¿Se informó cuál es el origen del dinero?, ¿y cuándo, cuánto y cómo se va a invertir el recurso económico ciudadano para realizar las mejoras?
5) ¿Si el dinero proviene de las obras de mitigación y resarcimiento de la Torre Glorieta, no tendría este que ser transparentado en su totalidad?
6) ¿Existe un estudio de los problemas relacionados con la movilidad, estacionamiento y vialidades que provocará en la zona la Torre?
7) ¿Es verdad que el proyecto pretende ceder para el interés de un particular, espacio público y área de parque para construir un acceso directo a la torre y mocharle espacio?
8) ¿No sería todo esto privatización del espacio público?
El 30 de junio, se inauguraría la Torre (aún no terminada) y en este acto, estuvo presente el delegado Ricardo Monreal. Los vecinos se reunieron y protestaron con pancartas exigiendo que se hiciera caso a su propuesta de que “vecinos y usuarios colaboremos en construir una medida de integración en este espacio público” [4].
III: No es un conflicto de lo local, sino un síntoma de lo total
¿Por qué esto no sólo se trata de un parque y su localidad colindante?, porque el territorio urbano en este parque es a su vez un espacio de compartición entre los miles de individuos que caminan al día de un sitio a otro, ya sea por su trabajo, escuela, para hacer uso de el o por mera colindancia. Cuando se derrumbó la pequeña barda del parque, las autoridades dejaron durante más de 4 meses el cascajo del concreto demolido, lo que hacía imposible el tránsito por la calle Niza y parte de los peatones ocasionales prefirieron no pasar por ahí.
Los actores más entusiastas –y los que pararon el intento de demolición- son los vecinos de las calles que entroncan a Orizaba con Av. Chapultepec, pero también varios usuarios que practican distintos deportes y que se ejercitan en el parque, han mencionado que les parece injusto que modifiquen para mal uno de sus “espacios de vida”, pues invierten entre 1 o 2 horas en sus ejercicios diarios. Otra gran parte de los usuarios son comerciantes ambulantes o ejercen otros oficios en la zona centro de la ciudad, se trasladan desde varios municipios del oriente del Estado de México.
Todo esto se resume en que la problemática del parque no sólo es un conflicto vecinal, sino de toda la zona geográfica. Los resultados son predecibles: el parque, en caso de ser modificado a las sombras de un proyecto capitalizador como este, se convertirá en un síntoma de blanqueamiento estético que se unirá a la brecha gentrificada de edificios y vivienda social en la colonia Juárez.
Quienes han resistido en esta situación, sin duda la han aprovechado como una ‘calextenia’ para afrontar la depredación inmobiliaria que ya arrasa con las centralidades de la Ciudad de México.
IV: Y comienza la organización autónoma: una metodología de co-participación y co-diseño vecinal
La autogestión la he descrito en ensayos pasados como la gestión autónoma de elementos o procesos individuales/colectivos para llevar acabo ideas, proyectos o resolver conflictos sin la necesidad de intermediarios o antagonismos. No caigamos en utopías, varios proyectos, instituciones y agrupaciones que reivindican este principio se encuentran en una fisura entre la micro-ficción y lo real, es decir, practican una autogestión fisurada.
Apliquemos lo dicho en el anterior párrafo como el concepto en praxis que quiero rescatar de la iniciativa del parque. Inmediatamente tras exigir información a las autoridades delegacionales, estas se comprometieron a aportar una ayuda económica y los materiales necesarios para que los vecinos montaran mesas de trabajo para deliberar “qué propuestas” pensaban para el parque. Esta respuesta no sólo fue el resultado del nerviosismo y espontaneidad al pensar que nadie se las haría ‘de a tos’ por el proyecto de modificación, sino que también, fue una táctica común de la burocracia estatal para desmovilizar con la fórmula prometer-negociar-incumplir. La autoridad no otorgó ninguna ayuda. He de sumar, como factor para que la gente tomara las riendas del proyecto por propia autodeterminación, la retórica cambiante entre la Delegación Cuauhtémoc (Ricardo Monreal), la Autoridad del Espacio Público y otras instancias, en la que se “pasaban la bolita” cuando vecinos o periodistas les cuestionaban sobre esta problemática, ¿por qué hemos de esperar una exigencia, que de forma tan evidente, oculta el gobierno en un juego donde se delegan las responsabilidades de una instancia a otra?
Así, con “una carpa desde la precariedad vecinal” y en los peores tiempos de lluvias, se ofrecieron juntas informativas que concluyeron en la “Propuesta Articulante para el Parque Niza” que incluyó tres ejercicios de análisis y deliberación para decidir qué tipo de espacio desearía la gente. Este trabajo fue asesorado por académicos de la UAM, UNAM, VICmx (Vivero de Iniciativas Ciudadanas – México) y con la participación de estudiantes de licenciatura y posgrado de la Facultad de Arquitectura, también de la UNAM.
METODOLOGÍA
Línea del tiempo
T1: El Coporativo Redondel erige sobre la Glorieta de los Insurgentes la Torre Glorieta. Esta torre, destinada a albergar oficinas, cuenta con los permisos necesarios por parte de la Delegación Cuauhtémoc.
T2: Como parte de las acciones de mitigación derivadas de la Torre Glorieta, el Corporativo Redondel plantea la intervención espacial del Parque Niza-Chapultepec.
T3: Estas acciones de mitigación no contemplan ni integran a otras autoridades como SEDUVI ni la Autoridad del Espacio Público, así como omiten a los vecinos y usuarios del lugar.
T4: Los vecinos manifiestan su inconformidad y detienen las obras programadas. Empiezan diálogos con SEDUVI y AEP como mediadores.
T5: Los grupos vecinales se polarizan y se crean varios frentes; algunos de tinte partidista, y uno que continúa este proceso autonómico.
OBJETIVOS DEL EJERCICIO
Integrar actores en el proceso de producción del espacio —> Implementar una forma de trabajo incluyente —> Sentar un precedente concreto de integrar la participación a través de prácticas colaborativas en la producción formal del espacio público.
ESTADÍSTICAS
Origen de los usuarios. El 40% de los usuarios son vecinos, 50% viven en la CDMX y 10% son de otra entidad.
¿Cómo llegan? 33% utilizan el metro, 33% acuden caminando, 10% usan bicicleta y el 24% llegan en otro medio de transporte.
¿Qué hacen en el parque? 54% acuden para una actividad física, 34% hacen ejercicio, 29% para actividades recreativas y formativas.
Motivaciones. El 35% trabaja cerca, al 16% le queda cerca y al 15% ‘les gusta’.
BALANCE Y PROPUESTAS
- El sitio es representativo para la ciudad en términos de cantidad y diversidad de procedencias.
- Espacio ejemplar de acceso por transporte público y medios no motorizados.
- Aporta servicios importantes a personal de empresas e instituciones privadas de los alrededores.
- Un sitio que promueve la salud.
Varios participantes dijeron que sería bueno integrar instalaciones de skate y rollers; higiene y salud (baños, regaderas, bebederos); por la ecología (huerto urbano, protección verde e infraestructuras sustentables como paneles solares que den sombras y prevean la conexión en red con las casas vecinas, así como sistemas análogos de captación y gestión de aguas pluviales-residuales) y de movilidad (necesidades básicas y salidas de emergencia).
El 28 de julio en la Sala de Cabildos de la Delegación, se presentaron estas conclusiones y se llegaron a algunos acuerdos, tal como que los arquitectos del corporativo trabajarían “bajo un organigrama operativo que se articule en base a dichas propuestas y permita concretar con agilidad el diseño final garantizando la interacción entre los usuarios interesados y las autoridades competentes” [5]. Se ganaron también los accesos de emergencia para Protección Civil, la mejora de la iluminación, más accesos al parque y un cinturón verde en beneficio del ambiente.
V: Corolario
Para los cuantitativos movimientos populares e “intelectuales orgánicos”, pareciera que esto no es más que una ‘negociación’ con las autoridades, sin embargo, el hecho de que se aterrice un precedente en donde la población practicara la autogestión fisurada, pone a temblar a los de arriba. Pronto, el territorio urbano (no tan distinto al campo, los bosques y los sitios sagrados) será gestionado según las necesidades de quienes le dan sentido y utilidad, dejando fuera a quienes lo acaparan bajo sus botas y por el servilismo del Estado.
Esto involucra mucho esfuerzo más allá de una marcha, un mitin o un ‘compartir en Facebook’. Pensar en el hacer-ciudad requiere ver a los otros, dialogarles y sentarse juntos a decidir sobre las riendas de su entender su territorio.
Notas críticas y referencias
[1] Para la mente común, delincuencia sólo es una significación autorreferencial (delito, alteración del orden, necesidad de castigo, etc.), pero desde el pensamiento crítico y libertario, vemos al término como una dicotomía que va de un acto anormal -las referencias ya mencionadas- a una consecuencia normal de la sociedad de clases. Delincuente no es sinónimo de malestar, porque este se genera por la desigualdad económica y de oportunidades.
[2] A pesar de tener muy pocos datos sobre el corporativo al no contar con una página web o alguna referencia textual, hemos investigado en otros documentos internacionales de arquitectura; el Corporativo Redondel se conforma por dos hermanos, Joel Sholem Cimet Ralsky –dueño legal de la Torre Glorieta- y su hermano Yoam, ambos arquitectos especializados. Para la construcción de esta torre que era la sede local del PRD y estaba bajo custodia de su expresidenta Rosario Robles, el corporativo pagó 50 millones de pesos, -lo que es la mitad del precio que le costó al partido comprar el inmueble en 2002- y encargó a la “Constructora Cimet” (ellos mismos pero bajo un fantasmal nombre de empresa capitalizadora) su gestión constructiva y depredadora.
[3] Cuentan algunos de los vecinos la anécdota de cómo se colgó una mega-manta que contenía los pasos del proceso de co-participación vecinal y co-diseño del espacio (Núm. V en este texto). Pasó que en pequeños grupos, consiguieron entre las viviendas de los vecinos, mecates, escaleras y en un santiamén ya estaba en el edificio esta mega-manta. Esto no es más que la auto-disciplina de hacer bien las cosas.
[4] “Piden vecinos incluir sus propuestas para obras de mitigación”, La Jornada, Rocío González Alvarado, 1 de julio de 2016.
[5] Para más información: “El proceso participativo-autónomo en el Parque Niza Chapultepec sigue de pie; informe vecinal”, Ruptura Colectiva (RC), 29 de agosto de 2016. http://rupturacolectiva.com/el-proceso-participativo-en-el-parque-niza-chapultepec-sigue-de-pie/
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Gracias por comparir la informaciòn.
Realmente me pone a pensar , que es lo que realmente estamos dispuestos a hacer por nosotros mismos; puès es muy sabido que las autoridades estàn en su mundo y la ciudadania està muy lejos de ese mundo.
El diàlogo y con acciòn.
Felicito a los vecinos de Colonia Juàrez.