¡Hacia una nueva Internacional!

Javier Sethness Castro

Una manera importante de ayudar a la realización de la transformación social delineada más arriba sería a través de los dedicados esfuerzos de una internacional anarco-comunista. Tal internacional – que estaría obviamente abierta a tod@s, en contraste con la Primera Internacional Marxista, formada en su mayor parte por miembros machos del proletariado – podría tomar como modelo instituciones similares, tales como las establecidas por l@s anarquistas europe@s durante la primera mitad del siglo XX – en particular, la Federación Anarquista Ibérica (FAI) o la Confederación Nacional del Trabajo de España y Cataluña (CNT) – así como por corean@s residentes en Manchuria a través de la Federación Anarquista-Comunista Coreana a fines de la segunda década del siglo XX, y por uruguay@s en su lucha contra la dictadura militar capitalista en la segunda mitad del siglo XX gracias a la Federación Anarquista Uruguaya (FAU). [1] Esta fuerza política crítica podría llega a ser lo que Chomsky denomina la “primera y auténtica internacional,” en su consecución de una “era de globalización verdadera” que sirviera a los intereses de las personas y no a los intereses de los “inversores y otras concentraciones de poder.” [2] Podría tomar la forma de la multitud de Hardt y Negri, una asociación de varias multiplicidades de seres humanos subordinados unidos contra el capital y la dominación, o, en la imagen romántica de Negri en la que “todos los seres y la naturaleza, los animales, la hermana luna, el hermano sol, los pájaros del campo, los seres humanos pobres y explotados, tod@s junt@s alzándose contra la voluntad de poder y la corrupción.” [3]

Esta internacional, al ser anarquista, no tendría mucho en común con las prácticas de las internacionales oficiales anteriores. El destino de la Primera Internacional, que podría haber tenido consecuencias políticas positivas de no haberse producido una escisión entre marxistas y anarquistas, está posiblemente relacionado con la redirección de su curso creada por Engels tras la muerte de Marx. Tal proceso, a su vez, fue muy influyente en la Segunda Internacional, siendo ésta en gran medida dominada por interpretaciones reformistas de Marx, a pesar de los esfuerzos revolucionarios de Luxemburg, Karl Liebknecht y otros miembros del Spartakusbund. La Segunda Internacional lógicamente sufrió un colapso cuando sus diversos representantes parlamentarios violaron el internacionalismo al votar a favor de las movilizaciones militares que llevaron a la Primera Guerra Mundial, catástrofe social que dio luz al fascismo, en sus variedades de fascismo marrón y fascismo rojo. La repetición de todas estas experiencias debe naturalmente evitarse, de la misma manera que deben también evitarse las prácticas de la internacional dirigida por Vladimir Lenin y Joseph Stalin y de la Cuarta Internacional Trotskista. Sin duda, el leninismo no ocupa gran lugar como proyecto político presente o futuro. No se puede decir que la institución histórica bolchevique de la policía secreta checa, la imposición de regímenes de requisición de grano inductores de hambrunas, la represión de anarquistas, la destrucción del gobierno de base soviética popular, y la supresión de la Comuna Kronstadt y del libertario Makhnovshchina fueran prácticas defendibles que debieran resucitarse. [4]  Los comienzos de dicho movimiento pueden ya observarse, por ejemplo, en los esfuerzos contemporános de solidaridad con Palestina – expresados a través de protestas públicas, participación directa con los movimientos de las brigadas de solidaridad internacional y otras organizaciones en Palestina, o apoyo al boicot, a a desinversión y a las campañas de sanciones contra el estado israelí. Podemos también observar los comienzos de este proceso en el movimiento alter-globalización así como en las luchas tanto contra los regímenes de fábricas donde se explota a l@s obrer@s, como contra la supremacía blanca, el sexismo, la brutalidad policial, la caza de ballenas, el complejo industrial de prisiones, la criminalización de la migración y las guerras imperiales. Asimismo se pueden ver estos comienzos en las campañas de apoyo a la producción de comercio justo y comercio orgánico, así como en numerosas manifestaciones de impulsos anarquistas de gente común, las cuales salen a la luz “tan pronto como se identifica, se desafía y se supera el poder ilegítimo,” como señala Chomsky. [5]

Esta internacional se opondría a “la internacional de la muerte” y a la la eterna guerra del capitalismo neoliberal, como lo formula el EZLN. [6] Serviría como algo inverso a las alianzas transnacionales hechas entre regímenes tiránicos, oponiéndose a la relación de apoyo y financiación de los Estados Unidos al “fascismo del tercer mundo,” tema estudiado por Chomsky y Herman, ejemplificado por los gobiernos de Ngo Diem en Vietnam, de Augusto Pinochet en Chile, de Mobutu Sese Seko en Zaire, de Zia ul-Haq en Pakistán y el gobierno de la familia Duvalier en Haití. Las prácticas de la nueva internacional estarían muy lejos tanto de la colaboración de apoyo entre Pakistán y Bahrain para reprimir las protestas de este segudo país como de la colaboración entre Turquía e Irán en contra de las acciones de los rebeldes kurd@s. Estas nuevas prácticas se encontrarían asimismo alejadas de la idea de que la “ayuda mútua” generalmente expresada entre gobernantes altamente autoritarios – Robert Mugabe, Mu’ammar al-Gadafi, Mahmoud Ahmadinejad y el Partido Comunista Chino, entre otros – sirve a fines anti-imperialistas, como se expresa en algunos círculos. En contra de la visión de Leon Trostky, esta internacional nunca concluiría que la humanidad está sólamente “en lo correcto con y por el Partido [Comunista],” afirmación derivada de su creencia fanática (y fantasiosa) de que “la historia no ha proporcionado ninguna otra manera de estar en lo correcto” – autocerteza autoritaria que Arendt afirma con razón que contribuyó al desarrollo autoritario de la regla bolchevique. [7] Mediante la institucionalización de la sugerencia de Roy de una “globalización de la disconformidad,” esta internacional rechazaría la instalación de gobernantes y la soberanía, exigiendo que el poder constituyente actual caiga y que a partir de ese momento nadie ejercite el poder injustamente sobre otra persona. [8]

En palabras de Derrida, esta nueva internacional podría asemejarse una unión de afinidad, sufrimiento y esperanza, una unión todavía discreta, casi secreta, como la que tuvo lugar alrededor de 1848, pero más y más visible… Es una unión prematura, sin estado, sin título, sin nombre, apenas pública incluso en el caso de no ser clandestina, sin contrato, “desarticulada,” sin coordinación, sin partido, sin país, sin comunidad nacional (Internacional antes, a través y más allá de toda determinación nacional), sin co-ciudadanía, sin pertenencia común a una clase. [9]

Dicha institución probablemente no podría funcionar sin algún tipo de coordinación, y esta asociación no estaría, ciertamente, controlada por personas procedentes de familias o grupos privilegiados, como ya fue el caso en muchos movimientos de oposición en el pasado. Tampoco estaría subordinada a un partido central o a una autoridad particular nacional, como nos enseña la tormentosa historia del socialismo autoritario. La visión que nos presenta Derrida aquí es alentadora en muchos sentidos, especialmente en su sugerencia de basar un movimiento en “la afinidad, el sufrimiento y la esperanza” – una “unión” cada vez “más visible.” En lugar de identidades nacionalistas propagadas por el sistema estatista mundial, esta internacional podría basar su asociación en una solidaridad universal entre los seres humanos. Y más allá de una preocupación por la libertad humana, esta internacional probablemente extendería su solidaridad a la vida no humana. En sus esfuerzos por reunir corrientes de oposición contra la dominación ejercida contra seres humanos y de dominación ejercida por los seres humanos contra la naturaleza, la nueva internacional podría asemejarse a la visión de Schell de una “alianza defensiva” general para la protección de la vida contra las amenazas – creadas por la barbarie capitalista – que pesan sobre la supervivencia. Podría continuar la labor de las “masas alzadas en defensa de la razón” que György Lukács ve en los movimientos sociales de la historia que se han opuesto a las armas nucleares, especialmente el que refleja los quinientos millones de firmas de la Apelación de Estocolmo de 1950 a favor de un desarmamento nuclear incondicional – verdadera “protección de la razón en forma de movimiento de masas,” que Lukács define como de “carácter preventivo y precautorio.” [10] Los levantamientos populares de 2011, preventivos y reactivos a la vez, dirigidos a la defensa de la razón y de la cordura, deben continuar en el futuro. Debemos inspirarnos tanto en las manifestaciones de millones de egipci@s en la Plaza Tahrir en el Cairo y por todo el país en su lucha por derrocar el régimen de Mubarak a principios de 2011 como en las protestas públicas de cientos de miles de españoles en 2011 en contra del gobierno en las que se incluyó, en una de las manifestaciones, el canto de la Oda a la alegría al final de la novena sinfonía de Beethoven, así como las movilizaciones coordinadas en todo el mundo el 15 de octubre de 2011, que tuvieron como objetivo la expresión de apoyo al movimiento político antisistémico global en desarrollo.

Si bien este movimiento oposicional de masas no necesita utilizar la ficción para explorar esfuerzos de resistencia, es cierto que la nueva internacional podría considerar el misterioso proyecto humano de Alfonso Cuarón en Children of Men, película basada en la novela epónima de P.D. James en la que tal proyecto humano no existe: un grupo de científicos disidentes supuestamente basados en las Azores, quienes trabajan metafóricamente para encontrar una cura para la infertilidad que domina el futuro mundo distópico que aparece en la película. Como en este ejemplo especulativo, la autonomía territorial debería constituir un objetivo importante del nuevo movimiento: la independencia del mercado capitalista global, del control del estado y del sometimiento al militarismo. Tal objetivo podría ayudar en gran medida a los esfuerzos dedicados a desarrollar tecnologías alternativas rebeldes, rehacer la sociedad, e iniciar acciones contra el poder constituido a la vez que demostrar el valor de tal alternativa. El desafío de Cuba a los Estados Unidos y su promoción de un tipo de relaciones internacionales más humanas – sobre todo en lo que se refiere a las brigadas internacionales de trabajadores de la salud pero también en lo relacionado a la asistencia material a movimientos de lucha contra el régimen de apartheid en Sudáfrica – tiene relevancia en este sentido, a pesar del problemático apoyo específico de Castro al regimen leninista de Haile Mengistu Mariam en Etiopía y de la naturaleza dictatorial de su propio gobierno, como lo demuestra la práctica de encarcelar a disidentes politicos y la persecución histórica de personas no heterosexuales.

La histórica independencia de Haití es asimismo pertinente en la tarea de imaginarnos esta nueva internacional, dado que este evento constituyó la primera rebelión exitosa de esclav@s al derrocar las fuerzas que los esclavizaban, a pesar de que varios poderes europeos (incluyendo la Francia de Napoleón) trataron de revertir este logro mediante invasiones que intentaron restaurar la institución. El hecho de que la revolución haitiana diera a luz, como señala C.L.R. James, a ideas humanistas de iniciar campañas en contra de la infraestructura de proceso de esclavos de África Occidental es muy significativo en el momento actual, ya que constituye una importante manifestación de los sueños revolucionarios – normalmente reprimidos – de los subordinados.[11] Sería necesario asimismo hacer referencia al proceso de descolonización radical de Yemen del Sur (llamada con posterioridad República Democrática Popular del Yemen), cuyo régimen marxista nominal, a diferencia de otros gobiernos supuestamente “socialistas” tanto en el Oriente Medio como en otros lugares, adoptó esquemas de redistribución significativos, realizó mejoras en el campo de la salud nacional y apoyó activamente a grupos en su lucha por derrocar gobiernos reaccionarios y burgueses en la zona del Golfo – todo ello a pesar de su profesado problemático centralismo democrático. [12]

En lo que respecta específicamente a la catástrofe climática, los esfuerzos de esta nueva internacional deberían unirse a los promovidos por asociaciones ecológicas radicales como Climate Justice Action, Rising Tide, Mobilization for Climate Justice-West y Climate S.O.S. Algunas de las tareas más importantes de esta internacional coincidirían con las exigencias esenciales de Climate Justice Action, como por ejemplo en lo que se refiere al trabajo de prevención de la explotación futura de fósiles combustibles, la reducción masiva de comportamientos de consumo del norte del planeta, el reconocimiento de la deuda ecológica del Norte Global, y la disponibilidad de las reparaciones que se deben a las sociedades del sur por los crímenes de colonialismo, capitalismo neoliberal, y desestabilización climática. En contraposición al aparentemente “imperialismo ilimitado” dirigido y controlado por modos de ser capitalistas irracionales, los participantes en la internacional podrían llegar a realizar el modelo de Warner Sachs de “política de suficiencia” mediante la promoción, entre la población del norte del planeta, de la adopción generalizada de estilos de vida más simples y menos dependientes del consumo material. [13] Más allá de todo esto, y de manera más concreta, esta internacional podría trabajar a favor de la apropiación de territorios comunes federados en los que se llegara a desarrollar tanto una autonomía social y física, en la construcción de infraestructuras de energía renovable y en la realización de campañas de reforestación y forestación, siguiendo aquí el modelo de Wangari Maathai. En su rechazo de la política dominante, la nueva internacional podría reflejar y ampliar la radicalidad de los movimientos – desde Asia del Sur hasta Latinoamérica – en contra de la construcción de presas. En años recientes, Wikileaks ha realizado un trabajo importante con el fin de exponer la demencia y la brutalidad del poder dominante, convirtiéndose en un rayo de luz para l@s desfavorecid@s de todo el mundo. La publicación de documentos en referencia al embajador de los Estados Unidos en Túnez parece ser que contribuyó de manera decisiva a las revueltas populares en el país tras la auto-immolación de Mohammed Bouazizi en diciembre de 2010. Asimismo, la publicación de un cablegrama en el que se detallaba una masacre de civiles iraquíes a manos del ejército estadunidense fue instrumental en la decision del gobierno de Irak de negar inmunidad de procesamiento judicial a las tropas de ocupación estadunidenses – lo cual produjo el efecto catalizador de la retirada general de las mismas de dicho país. [14] Mediante su resistencia y rechazo al poder constituido, este cuerpo anárquico regulador ha contribuido inmensamente a la lucha contra la idea y práctica de la hegemonía al informar al público global sobre la miríada de crímenes llevados a cabo por el capitalismo global, desde los detalles relacionados con los escuadrones de la muerte estadunidenses hasta las prácticas de coerción e intimidación realizadas por países poderosos a países menos poderosos en lo que respecta a negociaciones sobre el clima y la oposición de los Estados Unidos a firmar tratados internacionales que prohiben municiones de racimo. [15] Es bastante alarmante, aunque no sorprendente, que las autoridades hayan dificultado el trabajo de Wikileaks, aunque también es muy posible que esto se deba a la dependencia de la organización de su fundador y editor Julian Assange, quien, junto con su presunto asistente Chelsea Manning, han sido reprimid@s por el poder del Estado y del capital. Quizá sea más prometedor en este sentido el modelo más descentralizado de grupos anarquistas piratas como Anonymous y Anti-Sec, que, de la misma manera que Wikileaks, colaboran para interrumpir y alterar el funcionamiento del poder existente.

En términos filosóficos por lo menos, esta nueva asociación debería evitar las suposiciones racistas que han informado en gran medida el medioambientalismo occidental hasta el momento presente. Se incluye aquí, especialmente, no sólamente el maltusianismo que echa la culpa del sufrimiento humano y de la destrucción medioambiental al alto crecimiento de la población y no al capitalismo, sino también la continuada política de defensa de energía nuclear que ignora a las gentes oprimidas que sufren inevitable y desproporcionalmente los efectos de los despojos nucleares, sean nativ@s american@s o somalíes, y con mayor razón aquéll@s que han sido expuestos de una manera directa a la radioctividad emitida por reactores de funcionamiento defectuoso. Mediante el ejercicio de la razón y de la compasión, los constructores de esta internacional promoverían la diseminación de perspectivas antisistémicas en las sociedades existentes, y trabajarían para implementar la visión de una sociedad global liberada de la reproducción de valores capitalistas y de dominación social.

Siguiendo los ejemplos recientes de revueltas populares en el mundo, las partes constituyentes de la nueva internacional trabajarían simultáneamente para idear y crear participación popular en cuestiones sociopolíticas y para provocar interferencias y alterar el funcionamiento de las instituciones y procesos que amenazan el curso de la vida humana y no humana. Es imperativo gestionar la devolución del poder al pueblo global, realidad por la que abogan Arendt, Chomsky y Bookchin, así como gestionar tanto el proyecto de acomodar y repartir los bienes comunes de una manera ampliamente comunitaria y compasiva. La tarea de alterar el funcionamiento de las relaciones de poder prevalentes podría realizarse mediante la acción directa contra espacios especialmente destructivos en términos medioambientales, el trabajo de grupos de brigadas internacionales – de carácter médico y de otros tipos – en su labor de solidaridad y cuidados de aquéllos abandonad@s y destruíd@s por los efectos del capitalismo, y la defensa generalizada y la organización política de una huelga general y de una revolución destinada a derrocar el capitalismo y el Estado. La nueva internacional también trataría de reactivar la potencia del poder constituyente representado por las multitudes humanas subordinadas del mundo, en su labor para conseguir la realización del modelo de contrapoder o dualidad de poder de la humanidad en contra del poder concentrado del capital y del Estado. Este modelo social antagonista, defendido por varios pensadores anarquistas, ha sido observado históricamente en formas de gobierno democrático directo de forma temporal y parcial, y ha sido ejemplificado en los eventos de 1871, 1905, 1936, 1956 y 1968; ha sido asimismo prefigurado en el movimiento estadunidense el Movimiento Hacia una Nueva Sociedad durante el ultimo cuarto del siglo XX; también podría decirse que ha sido practicado mediante el sistema agrario ruso mir así como tal vez en los consejos de los pueblos de la India tradicional. [16]

La acción directa promovida y dirigida por los miembros de la nueva internacional continuaría el trabajo de Plane Stupid, l@s seis de Kingsnorth y otros grupos medioambientales basados en el Reino Unido, asociaciones que han intervenido en los últimos años en contra de los viajes en avión y de la producción de energía basada en el carbón mineral, y seguiría el espíritu de las protestas masivas que tuvieron lugar en los estados de Bengal Occidental, Maharashtra y Tamil Nadu en la India en 2011 en contra de los planes de construcción de plantas nucleares en dicho país. [17] Si volvemos de nuevo a la ficción, la nueva internacional podría inspirarse en el ejemplo de los rebeldes centroamericanos de El rebaño ciego de John Brunner, novela en la que los grupos rebeldes inhabilitan las operaciones de las fábricas contaminantes. También sería inspirador el cierre por la sección de Dalian del Partido Comunista Chino de la Planta Química Fujia en el noroeste de la China después de protestas masivas de cientos de miles de personas que se oponían a la continuación de su operación, así como también serían inspiradoras las concesiones hechas por el estado alemán en su promesa de cerrar todas las plantas nucleares en el plazo de diez años tras las protestas callejeras masivas que tuvieron lugar tras el desastre de Fukushima. [18]

Con el fin de presentar un serio desafío a las relaciones de poder prevalentes, esta nueva internacional debería tratar de evitar las peleas inproductivas que han plagado muchas de las interacciones entre teóricos y actores socialistas libertarios. Los improperios sin base de Bookchin, dirigidos a los filósofos de la Escuela de Frankfurt, vienen al caso aquí ya que este teórico afirma que estos pensadores no son “firmemente críticos ni de la jerarquía ni de la dominación” “en ningún sentido.” También son de notar sus denuncias irracionales a Takis Fotopoulos y al proyecto de democracia inclusiva por razón de su “subjetivismo.” [19] Los proponentes del proyecto de democracia inclusiva, tampoco muy inocentes que digamos, han perpetuado, de hecho, las peleas interinas, como se puede ver en la pronunciada hostilidad hacia el pensamiento de Castoriadis y Chomsky – hostilidad dirigida hacia éste último debido a su supuesto estatismo en su apoyo a Medicare, Medicaid y otros programas básicos de asistencia social proporcionados por el gobierno de los Estados Unidos. Este problema parece haberse extendido de teóricos anarquistas a actores anarquistas. Uno de los observadores del movimiento anarquista griego actual ha señalado que las diferencias distintivas entre l@s que se definen claramente como libertari@s grieg@s han desanimado y desalentado los esfuerzos revolucionarios comunes. [20]

La disconformidad es naturalmente importante, y podría afirmarse que es mucho más importante ahora que en ningún otro momento de nuestra historia: la supervivencia humana está íntimamente ligada con el impulso de rebelión, como sostiene Camus. Esto no significa que l@s pensadores y otr@s agentes relacionad@s con proyectos políticos radicales deban reproducir gran parte de la fragmentación que permea las instituciones dominantes mediante su rechazo a considerar el trabajo de los teóricos y las acciones de los activistas que ell@s mism@s comparten en gran medida, o a veces, incluso, mediante su desestimación total, simplemente por no coincidir completamente con su visión en todos sus aspectos. Esto no quiere decir que l@s anarquistas sociales deban suspender su oposición a la política leninista o desistir de criticar las corrientes primitivistas e individualistas que se niegan a involucrarse con los esfuerzos colectivos en búsqueda de liberación.  [21]

Extraído de: “Una Nueva Interancional” en Clima, Ecocidio y Revolución, publicado por AK Press y Revuelta Epistémica, 2015, pp. 147-158)


[1] Jason Adams, Non-Western Anarchisms: Rethinking the Global Context (Johannesburg: Zabalaza Books), 118; Paul Sharkey, The Federacion Anarquista Uruguaya (FAU): Crisis, Armed Struggle and Dictatorship, 1967–1985 (Berkeley, CA: Kate Sharpley Library, 2009).

[2] Noam Chomsky, Hopes and Prospects, 118.

[3] Hardt y Negri, Empire, 413.

[4] Acerca de los regímenes de requisición de grano, véase Orlando Figes, A People’s Tragedy: The Russian Revolution, 1891-1924 (New York: Penguin, 1996), 775–80. Acerca la represión de ácratas rusas, véase Emma Goldman, My Two Years in Russia (Saint Petersburg, FL: Red and Black Publishers, 1924), 199-209; Paul Avrich, The Russian Anarchists (1967; repr., Oakland, CA: AK Press, 2005), 222-25. Con relación a la historia y destino de los soviets, véase Figes, A People’s Tragedy, 684-90. Sobre Kronstadt y la Makhnovshchina, véase Paul Avrich, Kronstadt 1921 (Princeton, NJ: Princeton University Press, 1970); Paul Avrich, The Russian Anarchists (New York: W. W. Norton, 1980), 220-21; y Alexandre Skirda, Nestor Makhno—Anarchy’s Cossack: The Struggle for Free Soviets in the Ukraine, 1917–1921 (Oakland, CA: AK Press, 2003).

[5] Chomsky, “Students Should Become Anarchists.” En línea: .

[6] Subcomandante Insurgente Marcos, Nuestra Arma es Nuestra Palabra, ed. Juana Ponce de León (Nueva York: Siete Cuentos Editorial, 2001), 103.

[7] Citado en Arendt, The Origins of Totalitarianism, 473.

[8] Arundhati Roy and David Barsamian, The Checkbook and the Cruise Missile (Cambridge, MA: South End Press, 2004), 156.

[9] Derrida, Specters of Marx, 106-7.

[10] Georg Lukács, Destruction of Reason (Torfaen, Wales: Merlin Press, 1980), 850-52.

[11] C.L.R. James, The Black Jacobins (1938; repr., London: Penguin, 2001), 215.

[12] Robert W. Stookey, South Yemen: A Marxist Republic in Arabia (Boulder, CO: Westview Press, 1982); Fred Halliday, Revolution and Foreign Policy: The Case of South Yemen, 1967-1987 (Cambridge: Cambridge University Press, 1990).

[13] Horkheimer, Eclipse of Reason, 108; véase también Castoriadis, The Castoriadis Reader, 251; Warner Sachs, “Global Ecology and the Shadow of ‘Development,’” en Global Ecology: A New Arena of Political Conflict (London: Zed, 1993), 3-21.

[14] Glenn Greenwald, “Wikileaks Cables and the Iraq War,” Salon, 23 de octubre de 2011.

[15] Nick Davies, “Afghanistan War Logs: Task Force 373—Special Forces Hunting Top Taliban,” Guardian, 25 de julio de 2010; Damian Carrington, “WikiLeaks Cables Reveal How US Manipulated Climate Accord,” Guardian, 3 de diciembre de 2010; “WikiLeaks Cables Reveal U.S. Efforts to Defend Cluster Bombs around the World,” Democracy Now! 19 de septiembre de 2011.

[16] Andrew Cornell, Oppose and Propose! Lessons from Movement for a New Society (Oakland, CA: AK Press, 2011).

[17] “India Anti-Nuclear Protest Turns Violent,” Al Jazeera English, 20 de abril de 2011; “Protest against Koodankulam Nuclear Plant in Pictures,” Countercurrents, 9 de septiembre de 2011; Nirmala Ganapathy, “Anti-Nuclear Protests Gain Strength in India,” Asia News Network, 14 de noviembre de 2011.

[18] Helen Pidd, “Germany to Shut All Nuclear Reactors,” Guardian, 30 de mayo de 2011.

[19] Murray Bookchin, The Philosophy of Social Ecology: Essays on Dialectical Naturalism (Montréal: Black Rose, 1990), 132; Murray Bookchin and Janet Biehl, “Advisory Board Resignation Letter,” Democracy and Nature 3, no. 3 (1997).

[20] A. G. Schwarz, Tasos Sagris, y Void Network, eds., We Are an Image from the Future: The Greek Revolt of December 2008 (Oakland, CA: AK Press, 2010), 334.

[21]  Adorno, Minima Moralia, 60.

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