¿Qué es la deconstrucción? / Jacques Derrida

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Hay que entender este término, “deconstrucción”, no en el sentido de disolver o de destruir, sino en el de analizar las estructuras sedimentadas que forman el elemento discursivo, la discursividad filosófica en la que pensamos. Este analizar pasa por la lengua, por la cultura occidental, por el conjunto de lo que define nuestra pertenencia a esta historia de la filosofía.

La palabra “deconstrucción” existía ya en francés, pero su uso era muy raro. A mí me sirvió en primer lugar para traducir un par de palabras: la primera que viene de Heidegger, quien hablaba de “destrucción”, la segunda que viene de Freud, quien hablaba de “disociación”. Pero muy pronto, naturalmente, intenté señalar de qué modo, bajo la misma palabra, aquello que llamé deconstrucción no se trataba simplemente de algo heideggeriano ni freudiano. He consagrado no obstante bastantes de mis trabajos para marcar una cierta deuda tanto con Freud como con Heidegger, y al mismo tiempo una cierta reflexión sobre aquello que llamé deconstrucción.

Es por esto que soy incapaz de explicar lo que es la deconstrucción, para mí, sin recontextualizar las cosas. Fue en el momento en que el estructuralismo era dominante cuando yo me comprometí en mis tareas, y con esa palabra. La deconstrucción se trataba también de una toma de posición con respecto del estructuralismo. Por otro lado, fue en el momento en que las ciencias del lenguaje, la referencia a la lingüística y el “todo es lenguaje” eran dominantes.

Es aquí, hablo de los años 60, que la deconstrucción comenzó a constituirse como… no diría antiestructuralista, sino, en todo caso, desmarcada con respecto del estructuralismo, y protestando contra dicha autoridad del lenguaje.

Es por esto que siempre me he sorprendido y a la vez irritado ante la asimiliación tan frecuente de la deconstrucción a —¿cómo decirlo?— un “omnilingüistismo”, a un “panlingüistismo”, un “pantextualismo”. La deconstrucción comienza por lo contrario. Yo comencé protestando contra la autoridad de la linguística y del lenguaje y del logocentrismo. Siendo que para mí todo comenzó, y ha continuado, por una protesta contra la referencia lingüística, contra la autoridad del lenguaje, contra el “logocentrismo” —palabra que he repetido y recalcado—, ¿cómo puede ser que se acuse tan a menudo a la deconstrucción de ser un pensamiento para el que sólo hay lenguaje, texto, en un sentido estrecho, y no realidad? Es un contrasentido incorregible, aparentemente.

Yo no he renunciado a la palabra “deconstrucción”, porque implica la necesidad de la memoria, de la reconexión, del recuerdo de la historia de la filosofía en la que nosotros nos ubicamos, sin no obstante pensar en salir de dicha historia. Por otro lado, lleve a cabo ya muy temprano la distinción entre la clausura y el fin. Se trata de marcar la clausura de la historia, no de la metafísica globalmente — nunca he creído que haya una metafísica; esto también, es un prejuicio corriente. La idea de que haya una metafísica es un prejuicio metafísico. Hay una historia y unas rupturas en esta metafísica. Hablar de su clausura no conduce a decir que la metafísica haya terminado.

Así entonces, la deconstrucción, la experiencia deconstructiva, se coloca entre la clausura y el fin, se coloca en la reafirmación de lo filosófico, pero como apertura de una cuestión sobre la filosofía misma. Desde este punto de vista, la deconstrucción no es simplemente una filosofía, ni un conjunto de tesis, ni siquiera la pregunta sobre el Ser, en el sentido heideggeriano. De cierta manera, no es nada. No puede ser una disciplina o un método. A menudo se la presenta como un método, o se la transforma en un método, con un conjunto de reglas, de procedimientos que se pueden enseñar, etc.

No es una técnica, con sus normas y procedimientos. Desde luego pueden existir regularidades en las formas en que se colocan cierto tipo de cuestiones de estilo deconstructivo. Desde este punto de vista, creo que esto puede dar lugar a una enseñanza, tener efectos de disciplina, etc. Pero en su principio mismo, la deconstrucción no es un método. Yo mismo he intentado interrogarme sobre aquello que puede ser un método, en el sentido griego o cartesiano, en el sentido hegeliano. Pero la deconstrucción no es una metodología, es decir, la aplicación de reglas.

Si yo quisiera dar una descripción económica, elíptica, de la deconstrucción, diría que es un pensamiento del origen y de los límites de la pregunta “¿qué es…?”, la pregunta que domina toda la historia de la filosofía. Cada vez que se intenta pensar la posibilidad del “¿qué es…?”, plantear una pregunta sobre esta forma de pregunta, o de interrogarse sobre la necesidad de este lenguaje en una cierta lengua, una cierta tradición, etc., lo que se hace en ese momento sólo se presta hasta un cierto punto a la cuestión “¿qué es?”

Y esto es la diferencia de la deconstrucción. Ésta es, en efecto, una interrogación sobre todo lo que es más que una interrogación. Es por ello que vacilo todo el tiempo en servirme de esta palabra. Lleva consigo sobre todo aquello que la pregunta “¿qué es?” ha dirigido al interior de la historia de Occidente y de la filosofía occidental, es decir, prácticamente todo, desde Platón hasta Heidegger. Desde este punto de vista, en efecto, uno ya no tiene absolutamente el derecho a exigirle responder a la pregunta “¿qué eres?” o “¿qué es eso?” bajo una forma corriente.

Jacques Derrida
 
(Le Monde, Martes 12 de Octubre 2004)

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9 thoughts on “¿Qué es la deconstrucción? / Jacques Derrida

  1. La desconstrucción pareciera como algo subjetivo, un texto para su escritor tiene una estructura, método, un sentido, que podría ser descontruido por el lector, solo cuando se formula la pregunta: que es?, qué es eso? sera que la descontruccion va dirigida a la interpretación o reflexión particular?

  2. esto es una filosofía del absurdo. el propio Derrida nos dice a cada paso de que no tiene una aplicación practica, no tiene método, no es un sistema, no es un análisis, no es una referencia, y no es una critica, no se puede enseñar, y que se puede resumir en la pregunta qué es?. Y también de que el sujeto no es quien deconstruye el texto sino que el texto se deconstruye por sí mismo a medida que el sujeto lo lee. Es un absurdo. Y los de la ideología de genero les quita el mayor partido porque también es una ideología absurda. Toda filosofía tiene que tener patrones referenciales concretos, no difusos como en este caso. y a esa vaguedad el propio autor lo recalca. Por ejemplo, se tira contra la autoridad del lenguaje, contra el logocentrismo, y no presenta alternativas de reconstrucción o de una nueva construcción lingüística sino deja al arbitrio de cada quien, por lo que los deconsructores ya hicieron validar en la ONU el disparate de 112 géneros y está en la lista de espera otros 300 géneros. Y tal como lo plantea Derrida podemos llegar a 7.000 millones, tanto como habitantes hay. Es una filosofía a tono con la masiva estupidez imperante hoy. Yo estoy escribiendo una réplica a muchas de sus estupideces. Cualquiera puede notar sus vacilaciones y sus enormes contradicciones, y que abre supuestas nuevas posibilidades de las que él mismo se encarga de decir que es nada, no por humildad sino porque realmente no concluye nada.

  3. Yo entiendo que la deconstrucciön es como quitar las capas sedimentadas en un significado o en la raíz de algo. Ir quitando esas capas para lograr al significado primigenio de lo es el objeto en sí.

  4. Seguro que Derrida no está pensando en el término deconstrucción en el sentido en que lo usan los modernos chefs de la cocina española. Pero como no estoy seguro de ello, dejo la duda en el aire para quien pueda y quiera deconstruirla.

    1. CREO QUE LA DESCONTRUCCION …..COMIENZA DESDE NUESTRO NACIMIENTO. SI, sentimos algo que nos falta;;; empezamos a desarrollar nuestra superviviencia, o sea desde nuestros primeros respiros, no actuaremos de una forma intrlectual;Sino vital

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