Ruptura Colectiva (RC)

El pasado 4 de marzo, las comunidades p’ur’hépechas de Arantepakua, Cherán K’eri, Tanaquillo, Pichátaro, Santa Fe de la Laguna, San Felipe de los Herreros y Nuevo Zirosto declararon públicamente que “no aceptaremos más a los partidos políticos en nuestros pueblos porque se han dedicado a todo menos a promover la unidad, el desarrollo de infraestructura ni a cumplir con las necesidades que todos tenemos en nuestro caminar”. Un común denominador mencionado por los integrantes de los diversos Concejos Comunales que asistieron al “Encuentro por la Libre Determinación de los Pueblos y Comunidades Indígenas y los Comicios Electorales de 2018”, es el proceso de separación autonomista que han tenido distintas comunidades con respecto a sus cabeceras municipales, ya que “el dinero y el presupuesto fiscal se queda allí y no se reparte como debería ser”.

Por todo ello, en la meseta p’ur’hépecha se acerca una revolución sin precedentes al declarar que no se permitirá la instalación de casillas este 1º de julio, con el fin de impulsar la concepción de más comunidades autodeterminadas y también para continuar los proyectos de autonomía en donde se han trabajado desde hace años como lo es en el emblemático municipio de Cherán K’eri.

En el caso de Arantepakua, un conflicto agrario en el límite de tierras con la comunidad de Capacuaro, llevó a forjar un movimiento comunal que fue violentamente reprimido el 5 de abril del 2017 con un saldo de 4 pobladores asesinados tras un operativo policial.

Entre ellos, estaba el joven estudiante Luis Gustavo de 16 años, quien es recordado por sus compañeros del grupo 402 del Colegio de Bachilleres de la comunidad como “una persona admirable y a quien le gustaba mucho jugar básquetbol (…) teníamos una salida académica a Uruapan en la que iba a participar pero ese juego nunca se dio”. “Él era parte de la escuela, y este mural es una muestra de agradecimiento que nunca le pudimos dar”, cuenta Pablo, uno de sus mejores amigos mientras se le salían algunas lágrimas ante la cámara de Ruptura Colectiva (RC).

Después de la tormenta, los pueblos no se quedaron en la pasividad ante la represión estatal, los secuestros, extorsiones, corrupción municipal y la deforestación masiva que vivieron en su conjunto; forjaron una alternativa de vida mediante la formación de concejos comunales que sosteniéndose en la práctica de la democracia directa y la organización comunalista-libertaria, buscan ir dependiendo lo menos posible del Estado mexicano y su modelo de “democracia” impositiva.

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