Cherán, Hueyapan, Tepoztlán, Tribu Yaqui, Oaxaca, Guerrero y sus luchas por la autonomía

“Con 500 años de olvido, los indígenas desafían el mundo y a las ciencias sociales con la lucha por conseguir un mundo donde quepan todos los mundos”

-Rodolfo Stavenhagen, “La cuestión étnica: identidades, derechos y luchas”, 2012-

Los días 27 y 28 de abril, el Consejo Comunitario por la Autonomía de Hueyapan nos hizo la invitación personal a un encuentro de pueblos y académicos que explayarían diversas temáticas sobre los retos –y sueños- que implican el regirse bajo nuevos modelos de democracia directa sin la intromisión de los tradicionales partidos políticos de la élite, así como todo el trasfondo que significa “tener el poder para servir y no para servirse”.

El coloquio-encuentro denominado “Las autonomías indígenas en México, retos y perspectivas” se celebró en el Centro Cultural Jardín Borda en Cuernavaca, Morelos. La directriz del homenaje -propuesto por Elía del Carmen Gutiérrez – fue remembrar el trabajo intelectual y de praxis del sociólogo alemán, activista y defensor de derechos humanos, Rodolfo Stavenhagen, quién ha seguido y monitoreado diversas luchas de los pueblos originarios en México, tal vez la más relevante fue haber sido un elemento fundamental en la Comisión de Seguimiento y Verificación de los Acuerdos de San Andrés en 1996 entre el EZLN y el gobierno mexicano.

Dichas experiencias, lo abrasaron -sí- en un fuego de pasión por la responsabilidad extensiva que mantuvo en vida con la dignidad y los nuevos modelos de intercambio comunitario de los pueblos, tomando la decisión de residir en Cuernavaca y ofrecer, hasta sus 84 años de vida, decenas de libros, artículos, comunicados y el acompañamiento fraternal con varias iniciativas indígenas que se han dado a finales del siglo XX y a principios del nuevo siglo.

La parte más relevante de los dos días -por la coherencia entre la realidad y el pensamiento- fue el “Conversatorio de experiencias indígenas autonómicas” con la presentación de las experiencias de representantes p’ur’hépechas de Cherán K’eri, Michoacán; zapotecos de las comunidades de Capulálpam de Méndez y Guelatao de Juárez, Oaxaca; me’phaas de San Miguel del Progreso de Malinaltepec, Guerrero; nahuas de Tepoztlán, Xoxocotla y Coatetelco, Morelos; y delegados de la tribu yaqui de Loma de Bácum, Sonora.

Elía del Carmen -viuda de Stavenhagen- comentó que “es de gran necesidad revisar sus recomendaciones y mantener vivo su pensamiento”, por lo que socializamos el siguiente documento como: 1) una compilación fragante de inventivas de quienes participaron en el encuentro y algunas heurísticas propias para asimilar esas palabras a manera de referencia investigacional y 2) como la integración de dichos apuntes a los tres principales horizontes de la obra intelectal de Rodolfo Stevenhagen sobre el cómo entender-practicar la autonomía comunitaria:

  1. Identidad. La forma en la cuál se conciben los sujetos y grupos humanos en el mundo.
  2. Límites. Los trazos territoriales en los que puede o no fungir un proyecto autonomista.
  3. Marco jurídico. La manera en la cual se resuelven los problemas de la organización social y la relación con el Estado (si existe un marco de respeto o la ruptura con este).

Jaime Martínez Luna, Inocencio García Martínez y Edmundo García Ramírez

(Síndico, secretario y alcalde de la comunidad zapoteca de Guelatao de Juárez, Oaxaca)

A diferencia de las comunidades que han transitado por conflictos territoriales y de violencia, Guelatao “no ha tenido problemas tan graves como los demás compañeros”.

La asamblea comunitaria de Guelatao está formada por campesinos, grandes profesionistas e ingenieros, lo que ha generado una verdadera igualdad que no se basa en los niveles de escolarización o “intelectualidad”, sino en la participación política de la cual todos tienen cierta responsabilidad de acción.

El mapa conceptual organizativo no es jerárquico, sino circular y maleable:

– Presidente

– Síndico

– Tres regidor@s (Hacienda; Educación, Salud y Ecología; Obras Públicas)

– Topiles (encargados de velar por la seguridad -tres mujeres y dos hombres-)

– Mayores (dos hombres y una mujer)

– Comunidad

La participación de la mujer en las asambleas comunitarias no siempre es igualitaria debido a que el machismo prepondera aún cuando existe comunitareidad, pero en los últimos años se ha hecho común la incidencia femenina en los cargos públicos, nos comenta Edmundo.

En el coloquio, se preguntó a los representantes de Guelatao el “cómo conciben a los usos y costumbres”, a lo que Edmundo respondió filosóficamente sobre la necesidad de un cambio –o ruptura- de los paradigmas que tienen las ciencias sociales y la urbanidad sobre los pueblos originarios: “El mundo actual filosofa al individuo separándolo del mundo; pero para nosotros el individuo es resultado del mundo, de la comunidad que es la naturaleza integral”, contestó sin titubeos a pesar de su quebradiza voz.

“El concepto de usos y costumbres aplicados a nosotros es discriminatorio, cada barrio, cada colonia tiene sus formas de organizarse e incluso, hasta la clase en el poder tiene sus ‘usos y costumbres’ (…) lo que queremos expresar tiene sus límites y problemas porque estamos hablando el español, pero son dos pilares los que nos sostienen: el sistema normativo que es la parte legal y lo que nosotros proponemos, la comunalicracia[1] (…) nosotros no pensamos ni hacemos para el lucro, lo hacemos para el servicio”, remató sobre su cosmovisión en la manera de convivir y organizarse socialmente.

Los compañeros –que se autonombraron como los seres comunales– finalizaron su intervención enfatizando que “en ninguno de los cargos del ayuntamiento se cobra un solo quinto, todo es voluntario y en beneficio del pueblo”.

Juan Luis Valente Estrella González y Guadalupe Flores Maldonado

(Delegación de la Tribu Yaqui de Loma de Bácum, Sonora)

Juan Luis dio un saludo de la tribu yaqui en su lengua materna, ovacionado por el auditorio, para que después su compañero Guadalupe iniciara la compartición verbal de su pueblo en castellano.

“Somos orgullosamente de Loma de Bácum, un pueblo que siempre se resistió a ser colonizado y dominado tanto por los de afuera como por los de adentro (…)Tus leyes, aplícalas en tus güeyes”, dice que es una consigna de carácter histórico muy utilizada por los portavoces yaquis, dibujando una raya entre ellos y sus enemigos, tal como sucedió el 4 de octubre de 1542 (sic) en el primer choque con los españoles, donde se pintó una raya en el suelo para distanciarse entre el territorio yaqui y el “territorio invasor”.

“Nos ha costado sangre, dolor y muerte”. Su voz repitió varias veces que han sido el pueblo con el que más se ha ensañado el Estado mexicano en “una especie de guerra de baja intensidad”.

Consideran –desde siempre- al catolicismo y su Iglesia como una secta parasitaria. Con la comunicación con los mayos y otros pueblos del sur del estado, los yaquis vieron que “la religión era una forma de invasión interna”, declarándole la guerra no sólo a los intereses económicos de los españoles, sino también a sus conquistas ideológicas.

En los recuerdos de la forma de organización ancestral, Guadalupe dice que “era una sociedad igualitaria donde todos tenían trabajo y salud (…) los unos a otros se respetaban y ese gran tejido de pueblo se vio reflejado en las intensas guerras por la defensa del territorio en toda la historia de la nación yaqui”.

La última incursión para despojar el territorio a su gente se dio el viernes 21 de octubre de 2016 cuando el ejército y las fuerzas obscuras del gobierno “ingresaron armadas al territorio de Loma de Bácum en una hora táctica”, justo después de una ofrenda originaria que realizan todos los días y justo en el horario de salida escolar de los niños del pueblo. Guadalupe narra que lograron repeler el ataque mediante su ‘Guardia Ancestral’ que ha dado frutos en la defensa común, borrando así el intento de convencimiento que el gobierno les ha propuesto con la implementación de “seguridades externas y de gente que ni es de la comunidad”.

Valerio Mauro Amado Solano

(Presidente del Comisariado de Bienes Comunales de  San  Miguel del Progreso, Malinaltepec, Guerrero)

La mayoría en la comunidad son hablantes de la lengua materna me´phaa. En el año 2011 se enteraron de la exploración ilegal de su territorio, el comisario en turno de aquel año solicitó información a la Secretaría de Economía. Al momento de enterarse, se realizó una constancia de rechazo a los proyectos mineros en esa región de La Montaña, después, se oficializaron las asambleas en las cuales se facultó a los integrantes de la Comisaría de Bienes Comunales a que gestionaran la defensa del territorio. En 2013 se interpuso una demanda de amparo, las autoridades competentes dieron resolución a su favor, cancelando las dos concesiones que atentaban con mayores daños.

La jugada salió pudenda, ya que la Secretaría de Economía volvió a ofertar el territorio, sacando una declaratoria de libertad de terreno, obligando así a los pobladores a interponer un segundo amparo que al momento continúa en un Distrito de Juzgado en la capital Chilpancingo.

El tiempo para presentar alegatos se concluyó el 31 de marzo del año presente, ahora está en revisión y la gente tendrá que esperar 3 meses, por lo que se ha accionado colectivamente mediante conferencias de prensa con diversos medios para solicitarle a la jueza de distrito que conforme a los derechos como pueblos indígenas se respete su vida y el ambiente.

Las noticias malas se olvidaron con el tiempo. Hoy, se ha formado un Núcleo de Autoridades Agrarias en Defensa del Territorio para expandir la lucha en 24 núcleos rurales en rechazo de la megaminería en Guerrero y “no ha sido fácil pero el tiempo nos da la razón porque no vamos por la plata, sino por la defensa de la vida”, dice Valerio.

En San Miguel Progreso se organizan por usos y costumbres, sin la intervención de ningún partido, y aunque haya distintos grupúsculos que “andan detrás de los partidos para sacar beneficios personales” y que con esa mira intentan cooptar a la gente, “la asamblea es quien elige a sus autoridades civiles y municipales”. También cuenta con la participación de la CRAC-PC desde 2008 con 12 compañeros activos en el territorio, por lo que es una de las localidades más seguras de la región de La Montaña. Valerio cuenta a manera de anécdota que “la puerta se abre a las 4 am y se cierra a las 10 pm para preservar el control de su demarcación”. Dicha táctica de seguridad no se hizo por talante individualizado, sino que se giraron convocatorias anunciando a los pueblos circunvecinos que la comunidad sería vigilada por ese órgano de seguridad autónoma (los “comunitarios”) debido al constante robo de ganado, creando acuerdos mutuos en la logística para la apertura y cierre de los caminos a la comunidad.

Gloria e Irma

(Comuneras p’ur’hépechas de Cherán K’eri, Michoacán)

El principal mensaje de las comuneras fue de que el proceso de Cherán K’eri también ha tenido complicaciones y tropiezos. La rebeldía y la organización “es algo que nos caracteriza como p’ur’hépechas, no somos un modelo como tal, sino un grito de ya basta”.

Gloria comenzó con una síntesis del levantamiento:

Por la madrugada del 15 de abril se reunieron mujeres a la fueras de la misa en el punto denominado como ‘El Calvario’, ya que estaban hartas de ver cómo aproximadamente entre 30-40 carros cargados de madera se robaban sus bosques cada día.

Ese día pensamos que había festividad porque había cohetes y campanas por doquier, pero la gente se percató de que no era así ya que el ruido e intensidad cada vez subían más y más, ¡ERA UNA INSURRECCIÓN!

A 6 años de la autonomía no es cuestión de regresar y tener la idea de que los usos y costumbres son regresivos, sino demostrar que la autoridad es intercambiable y se encuentra en la asamblea, siendo esta la máxima autoridad.

El papel de las mujeres es novedoso y vital por ser quienes se le pararon enfrente a los talamontes en esa ocasión, narra también que “el Concejo de Mujeres y el Concejo de Jóvenes son los pilares más fuertes”. El Concejo Mayor de Gobierno Comunal suple a la figura clásica de la presidencia, está conformado por 12 personas de la cuales 3 son mujeres.

¿Y cómo se las gasta una mujer dentro de un nuevo prototipo de participación política? Le contesta Gloria al auditorio: “Dejamos familia, dejamos todo, pues no tenemos horarios, sino que es un servicio permanente a la comunidad donde sólo recibimos una pequeña compensación por nuestro trabajo”, dilucida sobre la faena operativa que realiza dentro del Concejo de Barrios.

Uno de los conflictos que intentó minar el proceso autonómico –desde el Estado- se gestó en 2016: “el gobierno de Michoacán intento comprar nuestra Ronda Comunitaria con la intención de incorporarla al Mando Único con patrullas y nuevos arsenales, pero Cherán dijo que no”.

En cuanto a la manera de organización, nos cuenta que “la política se da en cada esquina de cada barrio, en las llamadas “fogatas” (…) en cada una de ellas hay un coordinador o coordinadora que asiste semanalmente a una asamblea a nivel barrio, de allí para ver asuntos que son de interés particular o general”.

¿Y de qué va la economía en Cherán K’eri? En la sesión de preguntas y respuestas, se comentó que “llega el dinero que corresponde de la federación al municipio, después se decide por interés común en la asamblea en lo que se va a utilizar  (…) La comunidad ha aumentado sus ingresos tras poner un aserradero comunal, un vivero, una empresa de minas y pétreos, y una purificadora de agua con un sistema de instalación pluvial ubicada en el cerro Kukundikata”.

***

“Tú mismo nos has dado la herramienta de cómo nos vamos a defender”, narra Irma –después de brindar algunos pensamientos en su lengua p’ur’hépecha- sobre el hecho irónico de que el gobernador cedió un arsenal de armas al crimen organizado y a las policías municipal-estatales para arremeter contra los pobladores, sólo unos instantes después del levantamiento de la madrugada del 15 de abril.

Así como el eje insurreccional no vino directamente de una ideología o un plan de carácter político, sino de la humilde defensa de sus bosques, Cherán ha sentido cambios trascendentes en el ambiente de convivencia, “no hacemos a nadie menos, ahí somos todos parejos”, reluce la compañera sobre dichas modificaciones en la vida social.

Un elemento importante de su participación fue el que se orientó hacia la criminalización de los cheranenses, justamente con el motivo de cortar las solidaridades que se acercaron masivamente y atemorizar a las comunidades vecinas –aunque en estas se concentraban estrechamente el narcotráfico y los talamontes-. Sobre ello, Irma narra que “fue muy triste lo que se vivió, se pedía en muchos otros lugares seguridad y justicia ya que nos sentíamos verdaderamente vulnerables, pero nunca nos escucharon, al contrario, se recibieron una serie de desprestigios como decir que ‘los de Cherán matan gente, ¡no vayan a visitarlos!’”, comenta a la par de ello: “Somos personas que recibimos a la gente y que estamos en espera de visitas, nunca hicimos eso de lo que nos acusaron en todas partes”.

Ya remembrando estas anécdotas, la compañera ahondó entre la relación de la voluntad y el tiempo, diciendo “No hemos descansado”, ya que la población estuvo un año y medio, día y noche, compartiendo lo que tenían en sus casas, debido a que no podían salir a consumir o comprar insumos (¡como si se tratara de un bloqueo económico tipo Cuba o Venezuela pero en una escala mucho más pequeña!) A la salida del norte y del sur tenían a los enemigos armados, se sentían entre la espada y la pared del crimen organizado, pero aún así, dijeron “no aflojamos, aunque nos muramos de hambre”. Algunas comuneras sacaban el maíz, el trigo, los frijoles, el café y todo alimento que tuvieran a la mano para compartir mientras realizaban sus asambleas o charlas en las fogatas, superando así el bloqueo económico –y la incertidumbre de sentirse extraños los unos de los otros-.

Para los y las curiosas que han hablado de “replicar lo que ha hecho Cherán”, ambas comuneras dejan un mensaje final, no cortante de tajo, pero sí de reflexión en los respectivos campos de subjetivación de cada pueblo: “nosotras no podemos dar una receta única, porque esto surge de una forma ancestral que nos han dejado nuestras abuelas y nuestras madres”.

Netzar Arreortúa Martínez y Orlando Toro Guijón

(Presidente e integrante del Consejo de Vigilancia de Calpulálpam de Méndez, Sierra Juárez de Oaxaca)

Minando la historia

Calpulálpam de Méndez es un municipio libre y soberano de los 570 que conforman al estado de Oaxaca. Cuenta aproximadamente con 1600 habitantes que se rigen por usos y costumbres desde 1818, poseyendo una ‘gobernanza municipal’ que ha dado aciertos y errores en la conformación de su sistema de organización municipal en las últimas décadas.

La economía también es de carácter común. Aludiendo a la cronología: en 1984 se funda la primera empresa comunitaria de productos forestales al 100% como el aprovechamiento de la madera de pinos y encinos; en 1994 surge una iniciativa para comerciar materiales pétreos, tales como arenas en tres medidas y grava; en 2005 se crean servicios eco-turísticos en contacto directo con la naturaleza; y en 2008 nace una procesadora de alimentos, principalmente envasando agua de sus manantiales en cuatro presentaciones -botellín de medio litro, litro, litro y medio y garrafón de 19 litros-. Todas ellas se han configurado de manera comunizada y las utilidades que se generan son para uso colectivo.

Así, iniciaría un claro y contundente “¡NO VIVIMOS NI VIVIREMOS DE LAS MINERAS!”.

Sin esperarlo, fugazmente inició una lucha frontal contra la minería desde 1998 cuando la PROFEPA le interpuso un recurso de 37 requerimientos a la Minera Natividad Anexas y Asociados S.A. de C.V. para poder operar legalmente, pidiendo justificantes, estudios de impacto ambiental y otros oficios los cuales no ha podido entregar desde entonces, por lo que la minera ha estado entre un “sí y un no” en cuanto a su operatividad en el centro de la comunidad indígena de Calpulálpam. Esto forma parte, según la palabra del compañero Nétzar, del periodo de la lucha jurídica.

En 2005 se decidió trascender al periodo de la lucha social con bloqueos de accesos carreteros y acciones de temperamento más radical, hasta que se logró una mesa de trabajo con la Secretaría de Gobierno del Estado de Oaxaca. La comunidad –con la Asamblea Comunal como la más potente directriz- inició ‘sola’, ya que varios pueblos vecinos tuvieron un temor inusitado de unirse a los “rebeldes de Calpulálpam”.

Durante el proceso minero han sido más de 70,000 hectáreas afectadas por las empresas transnacionales y han desaparecido 13 manantiales y acuíferos debido  a las fases de extracción y explotación del subsuelo. Netzar nos cuenta que hay aproximadamente 50 kilómetros continuos de túneles y socavones en el territorio, estos fungen como la principal evasiva material para desatender al suelo de la comunidad como de “uso forestal” –así ha sido desde hace cientos de años- para pretender cambiarlo a un tipo de suelo comercial que no se “enfrente” constantemente a las leyes que establece el gobierno federal en materia de proyectos mineros.

Natividad opera de manera clandestina desde hace tiempo con la complacencia de las instituciones estatales, a lo que Orlando comenta a manera de denuncia: “¿Qué ha hecho PROFEPA o SEMARNAT?, ¡nada, se hacen de la vista gorda! Los funcionarios tienen un carácter altanero y los trámites no le convienen a la población ni funcionan como “herramienta” en cuanto a recursos legales o de acercamiento con la minera”.

En febrero de 2015, la Asamblea Comunal interpuso una demanda de amparo en el Juzgado Quinto de Distrito de Oaxaca -documento que sigue actualmente en la pugna jurídica-. Ha sido tan efectivo que orilló al Estado –tan timorato y débil en cuanto a argumentos- a proponerles negociar con la minera, pero la respuesta del poblado fue un contundente NO. Tanto Netzar como Orlando nos narran que de igual forma les han ofrecido titánicas cantidades de dinero para detener su lucha, a lo que irrebatiblemente también dijeron: NO.

Contra las alianzas de la maquinaria de muerte, nuestras alianzas por la vida

En estos momentos, la alianza entre Natividad, el gobierno y otros consorcios mineros (como la Minera Santa Regina, Minera San Bernardo y otras transnacionales de origen canadiense) proponen realizar una “consulta popular” para conocer qué porcentajes de la población aceptan la implementación definitiva de la mina y quiénes no. “Si la supuesta democracia en todo el país está tan amañada, en esta consulta le van a meter de todo para comprar la opinión de la gente”, afirman los compañeros.

Otra estrategia para hacerse de la empatía de los pobladores y comunidades vecinas, es autoexacerbarse diciendo falazmente que “el 25% de los trabajos en la región de la Sierra Norte de Oaxaca son generados por la Minera Natividad”. Se les cae el teatrito si conocemos bien la geografía oaxaqueña: la Sierra Norte del estado es enorme, abarca 70 municipios de los distritos Mixe, Villa Alta e Ixtlán, por lo que “no representa ni el 1% de generación de la empleos (…) Nosotros no vivimos ni viviremos de la minería, nosotros sobrevivimos desde los 70’s generando empresas comunitarias y cooperativas” [2], comenta Netzar.

¿Y cómo es la vida entre quienes viven de la mina y quienes no? “El pueblo está unido a pesar del intento de polarización entre quienes laboran en la minera y quienes se dedican a las actividades clásicas del trabajo agrario o comercial”, comenta Orlando.

Eso no es todo, la contraofensiva ha dado frutos y también arremetió hacia los cielos. Por su parte, Calpulálpam obtuvo lo que no esperaba desde el inicio de su movimiento en defensa de la vida: la apremiante alianza con otros pueblos. Santa María de Huiche, San Juan Chicomezuchil, San Juan Amatlán, Ixtlán y Guelatao de Juárez, así como otras ciudades al contorno de la capital son sus nuevos aliados.

El trabajo más incesante es el que ahora realizan, llevando a nivel nacional la voz de estos años de lucha y otras desventuras que han ido llenando su jarrón de experiencias. Ahora, se está trazando una alianza con el estado Guerrero –un afectado histórico del negocio minero- para generar un programa táctico y de participación opositora a los megaproyectos en la zona sur de México.

Los pobladores han sido denunciados de ‘retrógradas’ y ‘alborotadores’, pero “los calificativos no son tan importantes cuando la causa final en la que depositamos nuestra contienda y voluntad es por una comunidad pluriétnica y defendiendo la multidiversidad biológica, la cual nos quieren arrebatar por el lujo del dinero”.

Poblador de Coatetelco, Morelos [3]

“A pesar de que existen documentos y tratados internacionales como el Convenio 169 de la OIT, ¿por qué los pueblos indígenas carecemos de todo cuando debería de ser todo lo contrario?”, abre el compañero su intervención.

El proceso de municipalización de Coatetelco, Xoxocotla, Tetelcingo y Hueyapan que se ha discutido desde 2014 es un reto para poder afrontar las imposiciones de todos los niveles hegemónicos de gobierno. “No hemos dejado de soñar por lograr la autonomía de nuestros pueblos para tomar las propias decisiones de acuerdo a lo que consideramos qué es lo que nos conviene y cómo debemos regirnos políticamente, siempre desde lo colectivo y lo local”.

Las comunidades no son sujetos de derecho, eso fue mencionado a lo largo de la actividad por varios de los ponentes, sino que más bien “están sujetas a las imposiciones y actos de corrupción de las cabeceras municipales y de los poderes estatales”. La vindicación del zapatismo y el confederalismo democrático kurdo es una vía incuestionable que ha logrado sus utopías sin la ayuda de ningún Estado-nación, por el contrario, su esfuerzo por lo imposible ha provocado que sean constantemente violentadas hasta el límite de encontrarse bajo una guerra imperialista como la que se vive en Rojava –norte de Siria-.

Retocando el movimiento por la autonomía de estas cuatro comunidades que llevan casi 40 años pidiendo ante el poder ejecutivo –como es el caso de la localidad nahua de Hueyapan- el respeto a sus necesidades y la aplicación del sistema de usos y costumbres, se habló que fue hasta 2014 el año en que hubo cierta “manita de gato” en el parlamento para que se lograra una reforma constitucional que facilite la ‘autonomía general’, no sólo en la forma organizativa de los pueblos, ya que para la elección del Ayudante Municipal y la deliberación de los delegados en obras públicas e hidráulicas [4], sí hay inclusión -de manera difusa, pero democrática-, sin embargo, en las cuestiones de seguridad tales como la creación de guardias comunitarias ajenas al Mando Único y el desarrollo económico autónomo a través de las actividades agrarias, artesanales y locales, sólo ha existido una clara –y lógica- indiferencia antagónica por parte del Estado.

Tras la reforma a la Fracción 11 del Artículo 40 de la Constitución de Morelos, los municipios indígenas podrán conformarse sin el requisito de contar con mínimo 30,000 habitantes, lo que genera la reflexión de que sin ese ‘impulso jurídico’, sería más probable que las comunidades indígenas pudieran ser exterminadas debido al constante acecho territorial y de los megaproyectos que están desplazando y acabando con ellas.

“¿Qué tal si creamos nuestra Policía Comunitaria?, ¿será bienvenido el Mando Único o no?, se cuestionó a manera didáctica sobre la forma en la que el poder de los nuevos municipios indígenas se ejercerá, siempre y cuando la representatividad sea un hábito político para bajar y no para subir.

Sigamos. “¿Quién llegó primero?”, pienso que es una pregunta muy puntual –con una respuesta igual de precisa, tanto por los documentos historiográficos que están insertos en varios archivos como por el autoconocimiento extensivo de sus pobladores más sabios- que fungirá como vehículo en tanto que derecho al asentamiento territorial de las comunidades que tienen más de un milenio de existencia -como lo es Hueyapan que contempla más de 1300 años en su historia y fundación- y con ayuda del estudio o aseveración de distintos criterios etnolingüísticos, la municipalización no se determinará “a dedazo”, sino que será un producto de las demandas que se han tenido desde tiempos añejos. Tal vez un apretón simbólico de manos o un ‘acto ético’ de los que nunca escucharon, sea el inicio de una rupturalización constante para dejar de depender de ellos.

“La cultura –medicina ancestral, lengua materna, usos y costumbres- es una palabra que no existe en la Constitución” concluyó corto y tenaz en esta crítica al negacionismo de las leyes estatales en cuanto a la autodeterminación indígena.

Marco Antonio Tafoya

(Director de la Radio Comunitaria de Xoxocotla)

La comunidad se encuentra a 18 kilómetros al sur de Cuernavaca, haciendo vecinalidad con el Lago de Tequesquitengo. Es una zona cruzada por grandes proyectos carreteros y siendo la 3er metrópoli planeada en la centralidad del país. “Es un territorio que no ha vivido en paz nunca”.

Xoxocotla fue un pueblo zapatista y jaramillista que desapareció en el periodo postrevolucinario. “Nos caemos y nos levantamos, pero no sólo la gente, sino todo lo que involucra el tejido social”, remembra Marco.

Tras la inicaitiva de la municipalización indígena, en las escuelas se comenzaron a retomar masivamente las leyendas y los estudios históricos de la época prehispánica, así como actividades de índole cultural y artística que transmitan el mensaje de “lo indígena”.

“Durante la problemática de los Acuerdos de San Andrés de 1996 con el EZLN, la gente no se asumía como ‘indígena’, sino simplemente, diciendo que ‘somos de Xoxocotla’”, mencionó a manera de reflexión filosófica.

“¿Qué es pueblo?”, la gente mayor se refería al término-sujeto como un espacio territorial, cultural y de vida diaria, mientras que los más jóvenes lo visualizan sólo como un espacio geográfico [5].

La municipalización no debe reducirse a una encuesta, sino debe convertirse en un análisis riguroso, amplio, consciente y rebelde para generar políticas que lleven a los pueblos a la dignidad o “mínimo al nivel de los herederos de los pueblos originarios que han defendido el territorio desde hace siglos”.

Es importante que las nuevas generaciones sean incluidas y se tomen los tiempos suficientes para que la construcción del municipio autónomo sea conforme a un cajón de elementos donde “todos sus habitantes coloquen algo de su persona y sentir propio”, ante eso, un esbozo de la Radio Comunitaria es el de ir diseñando un Comité Comunitario de Educación, pues es evidente que los cambios en la jugada política no son suficientes para una modificación radical en el municipio, sino qtiene que estos tendrán que sostenerse en una base ética y epistemológica para evitar el retorno de una hegemonía o un grupo en el poder. “La fuerza del cambio reside en todos los habitantes de Xoxocotla”, condensaría la idea que remito en este párrafo desde la voz del compañero.

Actualmente, Xoxocotla no tiene ‘cuadrantes por barrio’, por lo que se piensa en “empezar a crear esa organización barrial para elegir a los representantes a ese nivel y que posteriormente se integre al Comié por la Municipalización”. De un comentario historiográfico, se recordaron las antañas defensas por el agua que se lograron gracias a la figura de la participación a nivel manzana y nivel cuadra, algo que para Marco Antonio es necesario rescatar.

Fabiola Depurado Mendoza

(Consejo de Mayores de la Coordinadora Nacional de Mujeres Indígenas – Frente Unido en Defensa de Tepoztlán, Morelos)

Es un pueblo altamente rentable para el turismo, el empresariado y los consorcios extranjeros. Es un telón maravilloso de la flora mexicana, son sus cerros, montañas, ríos y pozas, los actos teatrales que le dan un gran valor “estilístico” para ser un escenario de suculentos negocios.

La lista de megaproyectos es gargantuesca; en los últimos 25 años se han querido implementar desde una cárcel, un tren “escénico”, un teleférico y un club de golf. Actualmente se está luchando contra la ampliación de la Supervía o “remodelación” de la Autopista México-Cuernavaca.

En torno a esta problemática, el Estado ha logrado comprar conciencias con filantropismos financieros y bajo una retórica desarrollista, por ejemplo, “el gobierno dice que la remodelación de la carretera va a servir para trasladar de manera más eficiente si alguien se enferma o que, en caso de que alguien del pueblo obtega un buen trabajo, haga menos tiempo de traslado de la casa a su fuente de trabajo”, nos cuenta Fabiola.

Fabiola afirma -en sintonía a la narración de la tribu yaqui- que las luchas por la autonomía y la autodeterminación llevan siglos, no sólamente desde el periodo mediático de su rescate “institucional” que se popularizó con los Acuerdos de San Andrés en 1996, dejando ver la grieta que existe entre los derechos-privilegios de los pueblos originarios y los ciudadanos comunes de las ciudades. Tendiendo hacia el zapatismo antisistémico, uno de los pensamiento más contundentes que también mencionó Fabiola fue el de que “las leyes no nos sirven del todo porque no se logra acordar ni entender el concepto de autonomía ni de libre autodeterminación”.

En cuanto a la manera de estructurar la organización, Tepoztlán se delinea horizontalmente por barrios, pueblos y colonias, es decir, por una alianza territorial que no separa la ‘forma’ de vida cotidiana entre la región rural y la zona conurbada –esa parte gentrificada o denominada por el capital como “Pueblo Mágico”- del municipio.

Sobre la incidencia de las mujeres, saca del corazón la siguiente frase: “Las mujeres somos responsables de preservar la cultura y de enseñarles a nuestros hijos y nietos a AMAR EL TERRITORIO”.

***

Al finalizar todas las ponencias, una de las comuneras de Cherán K’eri tomó la palabra para pedir que tanto los pueblos como el público, entonaran cual serie de armónico:

-¡LUCHA, LUCHA, LUCHA, NO DEJES DE LUCHAR!,

¡POR UN GOBIERNO NUEVO DE FORMA COMUNAL!-


Referencias y notas críticas

[1] La comunalicracia se transfigura en la práctica en el ejercicio de la comunalidad. Floriberto Díaz –uno de los más grandes impulsores del concepto y defensor de las tierras comunales de la sierra de Santa María Tlahuitlotepecla desde su juventud- sistematiza esta práctica de la experiencia ancestral en cinco pilares: 1) Tierra, como Madre y como territorio en desenvolvimiento permanente; 2) la Asamblea Comunitaria y la deliberación consensual para la toma de decisiones; 3) el Servicio Gratuito, como ejercicio de autoridad; 4) el Trabajo Colectivo –a veces denominado como ‘tequio’- siendo un acto de recreación y armonía; y 5) los Ritos y Ceremonias.

[2] Léase –para reafirmar los ejemplos de esta economía comunitaria- la primera parte de este artículo.

[3] Aunque estuvieron presentes entre el público los representantes de Xoxocotla, Tetelcingo y el Consejo Comunitario por la Autonomía de Hueyapan, se ausentó su voz en el círculo de ponencias, sin embargo, en esta participación se habló de manera integral de las cuatro comunidades que se encuentran en el proceso de constituirse en municipios indígenas.

[4] Así comenzó la lucha en defensa del agua a inicios de los 2000’s, recrudecida en 2014 tras la conformación de la Guardia Comunitaria de “Los Tigres” en Hueyapan. Léase: “Tenemos un sueño, que Hueyapan se convierta en municipio autónomo”, Ruptura Colectiva (RC), 23 de enero de 2017. (http://rupturacolectiva.com/tenemos-un-sueno-que-hueyapan-se-convierta-en-municipio-autonomo/)

[5] De forma chusca, el compañero comentó que se les preguntó a algunos de los jóvenes de la comunidad, qué es necesario para que Xoxocotla se convierta en municipio, a lo que varios contestaron: “que se ponga un OXXO y un Waldos para tener progreso”. En la sesión de preguntas y respuestas, se comentó también que “han aumentado el número de tiendas de micheladas y bebidas alcohólicas, y de manera extraña, también los locales de smartphones y servicios de telefonía celular”.

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