Hace 20 años se conformó la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior (Comipems), con el objetivo de unir esfuerzos para la realización del concurso de asignación de aspirantes a cursar la educación media superior. La Comipems delegó a la asociación civil, Centro Nacional de Evaluación (Ceneval), la elaboración y aplicación del examen estandarizado para los más de 260 mil estudiantes registrados en 1996. En 2015 el examen lo presentaron 315, 000 estudiantes.
Derivado de esta situación, han surgido año tras año empresas y asociaciones civiles que ofertan cursos de preparación para el examen que la Comipens impone a quienes aspiran a continuar con su educación. Esta es una muestra clara de la privatización de la educación, el cobro del Ceneval y el cobro de este tipo de cursos son un negocio más en manos de intereses privados.
Los cursos ofrecen profesores con experiencia, guías de estudios, exámenes de simulación y algunos ofrecen garantías de que si el estudiante no es aceptado en su primera opción, el segundo curso es gratis. Algunos cursos son entre semana y otros sabatinos. Es así como los miles de aspirantes se ven sometidos a jornadas de estudio dobles, y sus padres a pagar por “mejorar su educación”.
Ahora bien, dentro de este panorama de ofertas de preparación para el examen, surgen y existen otros espacios que ofrecen la posibilidad de preparar a los estudiantes para presentar el examen, pero con muchas diferencias significativas. Por ejemplo, desde hace ocho años en la delegación Azcapotzalco se ofrece a la comunidad vecina y estudiantes de otras partes de la zona metropolitana, el Curso Popular Zapata Vive (CPZV) de preparación para acceder a la educación media superior.
Pero ¿qué diferencia este curso de otros? Un sinfín de prácticas y principios en la forma como funciona este espacio. Entre sus principios tenemos quizás el más llamativo, por el impacto al bolsillo familiar; el CPZV es de cooperación voluntaria, es decir, no tiene un costo como tal.
Otro principio es hacer conciencia, tanto en estudiantes como en sus familiares, de que el examen de la Comipems es un filtro excluyente que comienza con el costo mismo del examen ya que mucha gente no puede cubrirlo. También es excluyente hacer un examen estandarizado para más de 300 mil aspirantes con diversas experiencias y necesidades educativas, así como la asignación de más de la mitad de los aspirantes en escuelas que forman profesionales técnicos especializados en áreas productivas, comerciales y de servicios con el objetivo de incorporarlos al mercado laboral al finalizar su educación media superior, tales como el CONALEP, el DGETIS y DGETA.
Una de las prácticas del CPZV tiene que ver con la pedagogía crítica que busca romper con la educación tradicional del dictado y memorización, implementando didácticas y estrategias que involucren al estudiante de muchas maneras: experimentos en aula, juegos y dinámicas grupales.
El CPZV también busca incluir a los padres de familia más allá de la lógica del dinero, lo hace a través de otorgar responsabilidades que forman parte de la preparación de sus hijos e hijas, como guardias para mantener la escuela segura, pláticas de orientación vocacional con sus hijos e hijas para entender el proceso del examen y por qué es un filtro, la elección de sus opciones educativas, etc.
Por estas características y otras más, el CPZV es una alternativa para las familias y adolescentes que buscan continuar con su educación en alguna institución educativa pública, y a su vez es un espacio donde se practican y experimentan formas de enseñanza-aprendizaje distintas que no sólo permite al estudiante tener una mejor aprehensión de los conocimientos, sino que el estudiante comprende las relaciones de poder que existen en nuestro sistema educativo, tanto en su relación con el profesor como con el mercado y los intereses económicos que están de fondo.
En medio de toda esta ola de privatización de la educación, cursos de preparación y el Ceneval, queda preguntarnos si el CPZV y otros esfuerzos similares tienen la posibilidad de romper con estas prácticas de exclusión y privatización, o se mantendrán dentro del mismo escenario de privatizaciones únicamente con prácticas que si bien no rompen con él sí lo hacen más tolerable.
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Es muy difícil decidir como ayudar a los hijos.gracias por su ayuda.