El texto ahora transcrito es una serie de reflexiones en torno a las diversas formas de sobrevivir en las prisiones mexicanas, teniendo como base el superar la humillación y la tortura mental de trabajos forzados como la fajina, la “cartilla”y las múltiples formas de extorsión mediante la extracción de capital a los reos, poniendo en precarias condiciones la obtención alimenticia, de comunicación telefónica y otras necesidades dentro de la cárcel.
De “El Canero” Núm. 3
Coordinación Informal de Presxs en Resistencia
ETAPAS DE LA CÁRCEL
Etapa de Resistencia Pasiva (Apando/Estancias de Ingreso y C.O.C.)
La primera etapa comenzó desde el ingreso al penal, en esos momentos mi mente comenzaba a asimilar la cárcel como un proyecto, como una oportunidad para construir un nuevo escenario de lucha y resistencia. Al principio me enfoque, pero las cosas fueron difíciles, no entendía como podría enfrentarme a un panorama tan adverso, tan poco cotidiano, tan miserable y con medios ridículamente pequeños para actuar.
En un principio me enfoqué en conocer el panorama y en tratar de buscar alguna alternativa de sobrevivencia; la fajina fue uno de los problemas económicos más grande; al día siguiente “me leyeron la cartilla” y me di cuenta de que había una especie de complicidad entre las “autoridades” y algunos internos que funcionan como una sub-policía; algo similar a un equipo de operaciones parapoliciales que generan una auto-reproducción del sistema de corrupción…
La primera etapa de “iniciación” es “formarle a la fajina” y pareciera ser un simple rito de castigo psicosomático, que asociado al hecho de que el individuo ha ingresado a la cárcel y ha sentido esa ruptura con el exterior; la pérdida de esperanza y el sentido de marginación social, golpean las emociones de quienes experimentan esa etapa de tortura mental. Pero no sólo se queda ahí, sino que al sostenerse dicha aplicación impunemente por medio de la corrupción, inicia la explotación económica; el cuerpo del individuo está limitado por el miedo y el terror psicológico que lo hace frágil ante un panorama adverso, lo hace susceptible al robo y la violencia directa del sistema de criminalidad…
Al iniciar la “fajina” inicia otra etapa de tortura física y mental, es un trabajo forzado que debe hacerse con la intención de: degradar a las personas y hacerlas sentir humillación y miedo para que su voluntad se quiebre y obligarlo a que decida hacer cualquier cosa por dejar de experimentar el terror, dolor y humillación.
La Fajina Como Método de Extorsión
(Extracción de Capital Económico Mediante el Robo, el Cohecho y la Corrupción)
Durante la fajina había quienes no podían seguir, debido a la presión psicológica que ejercían sobre ellxs con el fin de implantar terror, miedo, al sometido cuerpo del prisionero de recién ingreso… ésto sirve para dos cosas: primero, para generar resentimiento en lxs sometidxs; segundo, para aprovechar la vulnerabilidad emocional de lxs sometidxs y extorsionarlas para que paguen lo que se llama “un rescate”.
Había quienes pagaban hasta $3000 para dejar de hacer la fajina, en mi caso, yo no tenía dinero y aunque lo tuviera no estaba dispuesto a participar de ninguna manera para perpetuar su sistema de corrupción; desde el principio decidí marcar la línea, con el desconocimiento de las “autoridades” penitenciarias, asimilando como mis enemigos inmediatos en esta etapa de guerra en la que me tocó ser prisionero…
Siempre he hecho una distinción entre las maneras y modos de la ilegalidad y en este contexto serían dos alternativas, siendo que omitimos por excelencia la institucionalización como vía o alternativa coherente…
FORMAS DE ILEGALIDAD
1) La Corrupción
Es la vía de la ilegalidad propuesta por el Estado, que básicamente propone una “permisividad” para salir momentánea o constantemente del parámetro “legal”, en complicidad con las autoridades y su silencio y respaldo, a cambio de un fin monetario; los “derechos” están a la venta y aquél que pueda adquirirlos, generará la idea de un “estado de privilegio”… Es entonces cuando la degradación del individuo, lo lleva a tener que aceptar ser reducido a un simple material productivo; atándolo a la esclavitud perpetua que le exige competitividad, porque así lo han moldeado, le han enseñado a ser un rebelde incompleto; a violentar a lxs débiles y a tolerar la violencia de arriba, a ser sumiso ante la “autoridad”; convierte al individuo en un animal domesticado que velará los intereses de su amo y saldrá a defenderlos cuando le sea demandado.
De esta manera la corrupción, al ser perpetuadora del sistema, no puede ser una vía de lucha, y mucho menos en la cárcel, pues aunque aparentemente “rompe con los esquemas de la ‘sociedad'”, en el fondo no hace más que repetir los ciclos mismos, y por lo tanto ayuda a su crecimiento y fortalecimiento, pues incrementa sus capacidades represivas; al ir cooptando y/o comprando sus aliados que le servirán para mantener el panorama social controlado. Con esto descubrí que la corrupción crea lo que aquí se llaman “borregos”; que son quienes trabajan directa o indirectamente en complicidad con la autoridad, generando como máxima “todos los problemas entre presxs, que se reprimirán entre ellxs y respetarán a la falsa autoridad.
2) Clandestinidad
Es la vía ilegal que propongo y trato de mantener en pie de la manera más coherente posible desde que puedo llamarme anarquista; consiste básicamente en moldear el panorama y moverse a través de la oscuridad de la ilegalidad pero sin mediador alguno, es hacer que suceda lo necesario para hacer posible lo mediocremente creído imposible.
Se trata de sostener tus principios y tu dignidad, de obedecer a nadie más que a ti mismo, de ser incorrompible, incorruptible, de aceptar los riesgos y las consecuencias de tus actos de rebeldía, saberse libre y actuar por propia decisión con paso fuerte y decidido.
De esta manera, creo que en estas circunstancias de reclusión, la mejor vía para desconocer la “legalidad”, así como su funcionalidad y procedencia sin dejar de ser autónomo, es la clandestinidad; pues al negar y desconocer todo tipo de práctica autoritaria sin reproducirla, sino por el contrario, atacarla desde sus bases ideológicas; no hay tratos cordiales con las figuras que componen la clase gobernante del reclusorio, que como ya he declarado, son mis enemigos..
Desde un principio he creído que el anarquista es sembrador por naturaleza, se ha demostrado con el auto-sustento colectivo e individual; también sabemos plantar bombas en edificios de gobierno, pero sobre todo, están esas semillas que se dispersan y germinan durante el transcurso cotidiano. Basta tener una determinación y constancia de sí mismo.
Por la libertad y la real solidaridad… ¡porque hay un mundo mejor!
Publicado el 08 de Agosto de 2015 en:
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