SOBRE LA FALSA CRÍTICA DEL “TOTALITARISMO” DE ROGER WATERS EN MÉXICO: LOS LÍMITES DE LA REBELDÍA MERCANTIL
Un artista con una ética revolucionaria, dejaría el escenario (o llamaría a la revuelta) mientras a unas calles, policías agreden y detienen a jóvenes que sólo querían llegar al concierto. Aunque desde el podio uno no vea estas circunstancias, habrá de predecirlas si es que en verdad busca generar conciencia en tal o cual territorio, ¿no es de esperarse que el público sea agredido u hostigado en una plaza capitalina tan vigilada y reservada para los eventos que el gobierno federal pone en juego? No se puede ser crítico del totalitarismo cuando el totalitarismo te pone el escenario.
En esta gira emblemática destacaron algunos mensajes ‘políticos’ al final de cada concierto. El lenguaje no siempre concuerda con la praxis: ¿por qué el artista resume en la frase “Renuncia Peña” y “Trump eres un pendejo” las problemáticas político-económicas que acaecen en México?, ¿por qué personificar el conflicto en estos individuos cuando es toda una estructura estatal -al servicio del capitalismo global- la que genera muerte, violencia y despojo del territorio?, ¿acaso Roger Waters no lo ha entendido o la rebeldía mercantil tiene que limitarse a críticas parciales?
La “música de protesta” no debe confundirse con la praxis real en busca de un cambio, esto deben entender las muchedumbres que asienten con un NO a las terribles y opacas consecuencias de las democracias globales, asistentes en primera fila a conciertos de este calibre y a otros tantos de bandas ‘alternativas’, pero que si hablamos de generar tejido en sus barrios, colonias y centros de trabajo (¡justo el mensaje de muchos de estos artistas!), es mejor callar.
Las contradicciones están presentes incluso en los discursos más coherentes, así es la dinámica del capital; vales mientras más tengas y mientras más pantallas proyecten las facciones de tu rostro, lo demás es pura mística. La vergüenza de concentrar millones de dólares y con todas estas contradicciones del universo, denunciar la injusticia de la sociedad de clases, es risible, y no culpo que el arte de las musas logre amanzar la capacidad crítica para que millones de personashagan más caso a frases ridículas en una megapantalla, que directamente a los cientos de territorios en el mundo que SÍ están transformando la realidad, sin contar a los miles de presos políticos que, por caminar en la coherencia, sus forajidos cuerpos y acciones se tratan de aislar en las prisiones.
Con millones de fans y recursos económicos, el artista -con la ética que pide a los demás- ha de renunciar el privilegio y ‘caminar desde abajo’, pues aunque la industria musical se erige por el gusto y voluntad de quienes consumen desde su bolsillo tal o cual música, no deja las lógicas de acumulación, expansión y monopolización.
Y aunque sus seguidores lo nieguen, la omnipotencia del Estado mexicano utilizó esta fecha para debilitar la histórica marcha del 2 de octubre, además de ser parte clave en la realización del concierto. Escribe un ex-preso del 2 de octubre de 2013 sobre esta cuestión: “(…) El propio Jefe de Gobierno insiste en que el evento es pagado por los patrocinadores y no con dinero del erario pero ¿no es acaso un espacio público controlado en términos políticos y otorgado para la promoción comercial un atentado a la democracia en todas sus formas? Además, el propio patrocinador, AT&T, es una especie de resurrección mounstrosa en las peores pesadillas que nos inspiran las grandes corporaciones transnacionales renacidas del cadáver de viejos monopolios.”
Es difícil ser congruente desde lo más alto del Billboard y MTV, pero les dejo una anécdota:
El 14 de agosto del 2000, durante la Convención Nacional Democrática en Estados Unidos, la banda de rap rock Rage Against The Machine realizó un concierto gratuito en Los Ángeles que fue brutalmente reprimido por la policía. En el momento de los enfrentamientos, el vocalista Zack de la Rocha llamó a replegarse y la banda abandonó el escenario de inmediato para denunciar el actuar represivo del entonces presidente Bill Clinton.
Junto con movimientos anti-globalización y simpatizantes del EZLN, RATM organizó otro concierto el 26 de enero de 2001, pero a las afueras del Wall Street, provocando el cierre y sabotaje a dicho organismo, con el fin de enunciar que es el CAPITALISMO GLOBAL el que controla a las democracias globales.
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