El concepto de prioridad me parece falto de coherencia cuando hazañas como la que trato en este texto, poco retumban en los medios de comunicación y en la voz de quienes sostienen la “jefatura en la especialización” de los temas políticos que se esparcen en el internet, la radio, la televisión, la prensa escrita/digital, etc., y por tanto, también se pierde el análisis expansivo del contenido de estos hechos.
Hagamos pues, de este hito comunitario acontecido en Tepepan algo prioritario por el nivel de repercusión pedagógica que nos deja a la sociedad capitalina (¡y por qué no!, ¡para todas las experiencias de comunitarismo en el país!) y no por el cuánto y cuántas veces ha sido difundido (por tinta, algoritmos informáticos o retweets).
A una problemática en-común, una solución en-común (no, no es pleonasmo)
El 15 de octubre se enmarcó como histórico. Así, nada más: histórico. El hecho de que un territorio urbano de la Ciudad de México eligiera a sus propios representantes “de forma totalmente AUTOGESTIONADA Y SIN LA INTERVENCIÓN DE LA DELEGACIÓN NI DE PARTIDOS POLÍTICOS” [1] para gritarle enérgicamente un “¡QUE SE VAYAN TODOS!” a quienes sostienen a la partidocracia mexicana [2] y sus estructuras clientelares en la administración delegacional, es algo que influirá no sólo a la población que ya cuestiona y actúa ante las negligencias y el poderío generalizado del gobierno mexicano, sino también, lo hará gradualmente en aquella ciudadanía que se mantiene pasiva –o anestesiada por diversos factores- ante el despedazamiento sistemático de la nación. Ejemplo: si explota el boiler de la vecindad o no llega el agua en varios días, toda la cuadra observará una problemática en-común, el precedente de Tepepan va más allá: los residentes de la CDMX verán la solución en-común.
Y… ¿de dónde surgió todo esto?
Parecieran trechos distintos, pero el primer precedente para que las comunidades de San Juan Tepepan y Santa María Tepepan (los dos barrios que hay que enunciar para poder hablar genéricamente de “Tepepan” como un pueblo conurbado) es el producto organizativo que resultó de una serie de movilizaciones en denuncia de la corrupción inmobiliaria y megaproyectos en Xochimilco, específicamente de la “Plaza Terrazas Arenal” ubicada en la Calzada Arenal y Av. 16 de Septiembre, que nunca contó con los dictámenes necesarios de impacto urbano y ambiental.
Las omisiones no sólo fueron en materia de Protección Civil y reglamentos legales, desde sus inicios en 2015 provocó agrietamientos en muros, desprendimientos de bardas y techos en las viviendas contiguas, de las cuales muchos de sus pobladores prefirieron abandonar por riesgo de colapso (¡un #19S pero provocado por el terremoto inmobiliario!), debido a que la empresa constructora introdujo anclas súper pesadas al subsuelo para “agilizar” su burdo deseo capitalístico de enriquecimiento. Las movilizaciones no fueron estériles; el 10 de marzo de 2017 la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial (PAOT), ordenó la suspensión temporal de la obra, otorgándole la razón a la argumentativa de la Unión Comunitaria por el Pueblo de Tepepan y a la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco –esta segunda, protagonista en la clausura de otros megaproyectos en territorio xochimilca- organizaciones comunitario-vecinales que interpusieron las denuncias y se encargaron de los medios jurídicos para dicha suspensión.
Entre 2015 y 2016, la Coordinación de Pueblos, Barrios Originarios y Colonias de Xochimilco realizó cuatro congresos a nivel delegación para el encuentro, reflexión y apropiación del pasado y el presente político de los pueblos originarios en la CDMX, de lo cual se derivó el propósito de “recuperar el control político de cada pueblo, por parte del pueblo mismo, a través de procesos autogestionados para elegir Autoridades Tradicionales en sustitución de las Coordinaciones Territoriales”[3], lo que podemos interpretar como la sustitución de la forma impositiva a la manera legítima y libre en la elección de representantes locales. Si nos podemos eruditos, aquí tenemos explícitamente una reivindicación decolonial gracias al planteamiento de los usos y costumbres –con todo y su atemporalidad y su conflictividad permanente con las instituciones del Estado– como un sustituto de la democracia occidental.
A inicios de 2017 se dio el siguiente paso en lo que podríamos denominar como la “etapa de autonomía jurídica”, en la que “ciudadanos de 12 pueblos y 2 colonias de Xochimilco ingresaron un juicio ante el Tribunal Electoral de la Ciudad de México, para exigir la revocación de la convocatoria delegacional (…) bajo el argumento de que, como manda la ley en el caso de pueblos originarios, no fuimos consultados” [4]. Con legítimamente ya en la mano la sentencia TEDF-JLDC-013/2017 –favorable por estar sustentada en los Artículos 2º, 39 y en el Convenio 169 de la OIT- las puertas han quedado abiertas para la autonomía y exclusividad electoral, por lo que el 11 de junio se realizó la primera Asamblea General para conformar el Comité Electoral de Tepepan, integrado por 8 mujeres y 10 hombres en aras de la equidad participativa.
En la evolución de esta ardua labor –así como en los tropiezos y alegrías que conlleva- se organizaron 20 sesiones de trabajo y 5 asambleas informativas para validar los “4 documentos maestros” -1) Reglamento Interno del Comité Electoral; 2) Perfil de Aspirantes; 3) Reglas de Elección y 4) Convocatoria- que culminaron con la elección del 15 de octubre que registró 783 votantes y el triunfo del señor Miguel Agustín Rosales Fuentes como la nueva Autoridad Tradicional.
Ahora, con una “Comisión de Vigilancia y Apoyo” de 9 integrantes y la nueva autoridad autónoma, el pueblo de Tepepan piensa en ocupar las oficinas de la Coordinación Territorial para esperar el visto bueno del Tribunal Electoral de la CDMX y dar comienzo así al mejoramiento integral de la vida social con “un programa de trabajo de la gente y para la gente”.
Un ejemplo para la revolución autonómica que ya está tras la puerta
En el primer párrafo escribí que la información requiere ligarse con el análisis expansivo de los fenómenos sociales, para más que comprenderlos, replicarlos con sus respectivas subjetividades si es que figuran como una alternativa por el mejoramiento de la vida y la armonía humana.
Aquí van algunos puntos de relevancia que rescato de este ejercicio. Unos fueron emergentes, otros van para su permanencia:
1) Principio de austeridad y comunicación directa. En el curso organizativo para comunicar a los residentes de Tepepan sobre la elección autónoma, se decidió no replicar los métodos de despilfarro y contaminación visual que utilizan los partidos políticos y el capital para promocionar a sus candidatos y mercancías respectivamente; los pobladores prefirieron hacer uso de la comunicación directa en la plaza central y elaborar austeramente boletines, volantes y lonas informativas que fueron 100% financiadas por ellos mismos. No hubo ni un solo peso del gobierno (lo que sí hubo fue autogestión vecinal).
2) “Todos pueden gobernar”. A manera de esa peculiar frase de la película animada Ratatouille, “todos pueden cocinar”, la inclusión universal ahora no está en la cocina, sino en la administración de las diligencias locales: “todos pueden gobernar”. En la reciente Comisión de Vigilancia y Apoyo se ratificó que sus voluntarios –a partir de los 18 años- colaborarán en la revisión, supervisión y gestión de las tareas que la Asamblea General planteé. ¡No hay excusas!. ¡cualquiera puede gobernar con acato a la responsabilidad de la comunidad!
3) … Y gobernar es defender el bien común. Para la Asamblea General, el acto de gobernar colectivamente figura a su vez en una defensa territorial en todos sus aspectos, recalcando en que “la Autoridad Tradicional trabajará en defensa del territorio y de los recursos naturales y culturales (…) rechazando cualquier ley de carácter local o nacional que pretenda despojar o privatizar los recursos, la tierra y territorio de los pueblos” [5].
4) Democracia acumulativa y no representativa. Lo sucedido aquí no debe pensarse a manera de ‘contienda electoral’ entre un candidato y otro, en donde un polo representará a sus votantes y el otro quedará fuera –tal como se nos ha adoctrinado desde el nacimiento bajo el mito de la representatividad-. La directriz para cambiar radicalmente de modelo electoral es el quitarle todo ánimo de confrontación a la democracia, para mejor avistar por la acumulación de los proyectos y propuestas de los candidatos/concejos en una sola administración, en lugar de separarlas en la lógica de “y que gane el mejor”. La práctica de la democracia no es un show deportivo.
Tomarse las plazas y los espacios públicos para una nueva política emancipadora
La práctica recurrente de tomar placeramente los espacios públicos (como lo describirían los vecinos de la 06600 Plataforma Vecinal y Observatorio de la Colonia Juárez) no es para nada simbólica, es la enunciación real de que las actividades de conciencia, reuniones, debates, proyecciones y protestas a la intemperie vecinal (por más mínima concurrencia o convocatoria que tengan) se convierten en el poder-hacer una nueva política bajo los tiempos, necesidades y esquemas de la ciudadanía auténtica de carne y hueso –y de acuerdos y desacuerdos-. Primero, con el encuentro con nuestros semejantes más próximos –los vecinos-después, con actores de cambio en otras demarcaciones, todo eso en un territorio o lugar emblemático del barrio/colonia al que le damos sentido cuando lo transformamos en comunitario.
En su breve artículo “Hartura y organización”, el filósofo y teórico revolucionario Alberto Híjar, escribe al respecto de Tepepan que “las reuniones dominicales son alimentadas por denuncias constantes de la especulación con el suelo, el agua y los servicios. La traza de las calles angostas, empedradas algunas entre casas antiguas con algunas residencias incrustadas, dan lugar a un típico pueblo urgido de reconocimiento ante las amenazas de gentrificación (…) Compartir los tamales, el atole, las frutas y los panes resulta procesamiento del duelo por el intercambio colectivo terapéutico” [6], haciendo alusión a que tanto el jolgorio, el “chisme” y la acción política pueden emerger simultáneamente –de hecho, me atrevería a decir que forman parte de una misma unidad– con residencia en el quiosco o la plaza del barrio.
Independientemente de la evocación propia y jurídica que tiene Tepepan como pueblo originario dentro de una de las ciudades más aglomeradas en el top ten mundial, sus habitantes han dejado un recado con la tacha incrustada en nuestras puertas para leerlo día con día al despertarnos y antes de dormir: “desterrar en el ejercicio de la autonomía a la mayor lastre de la sociedad que es la corrupción” es la labor que ahora nos toca a los demás residentes de la ciudad.
Allá en el cerro, la historia resuena en su propio eco…
Notas críticas y referencias
[1] “Reporte final de actividades: Comunicado”, Comité Electoral Santa María Tepepan, 1 de noviembre de 2017, pág. 2. Publicado en: https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=135046617151164&id=110466559609170
[2] Prefiero utilizar el concepto de “Estado de Partidos” ya que el poderío no reside sólo en el conjunto de personas designadas como políticos, los funcionarios públicos y los partidos políticos hegemónicos, sino en TODA la estructura consumada del Estado-Nación moderno, que va más allá de estos conjuntos personificados.
Al respecto –y con la intención de diferenciar entre estos dos términos- escribo frecuentemente que “al conjunto de partidos políticos que rigen las sociedades contemporáneas, debemos entenderlo como un ente vivo que preserva la estructura del Estado-Nación, por tanto, es mucho más directo hablar de un “Estado de Partidos” que de la “libre elección de un partido u otro”, pues experiencias internacionales han dado cuenta que de izquierda a derecha, los partidos no pueden satisfacer las demandas de todo un pueblo, sino, enriquecerse a costa de este. ¿Por qué digo que la preservan?, porque utilizan sus mismos recursos como lo son la segregación de clases, la guerra interna/externa, la invasión de territorios y recursos naturales, el corporativismo y cooptación de alternativas políticas disidentes, así como su financiamiento gracias a los impuestos públicos y las corporaciones privadas (en las cuales, en el caso de México, tiene un papel fundamental el narcotráfico y el crimen organizado) siendo así, el Estado de Partidos no puede confrontar las problemáticas sociales de mayor alarmamiento que sus candidatos -con diploma en el discurso de la falacia- prometen a la sociedad civil en cada campaña electoral.
En torno a lo explicado en la ley de hierro por el sociólogo Robert Michels sobre los partidos de masas, de que “éstos acaban por perder los objetivos de su fundación inicial y se convierten en superestructuras cuya única finalidad es la autoconservación. Por tanto, dejan de ser representativos de las bases que los sustentan (…)”, prefiero sintetizar la cuestión en que los partidos son un elemento de 2do grado, mientras que el gobierno en turno, es uno de 1er grado. Mismos bandidos, distinto potencial.
[3] Ibíd., p. 4.
[4] Ibíd.
[5] Ibíd., p. 3.
[6] “Hartura y organización”, Colectivo Híjar, 3 de noviembre 2017. Publicado en: https://www.facebook.com/ColectivoHijar/posts/1016011505207434
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Yo nunca me enteré de esto. La verdad, creo está muy bien el hecho de que hayan renunciado a los partidos políticos. Siento que éstos se han convertido en semilleros de corrupción, y en realidad creo traicionan más al pueblo en vez de representarlo. La razón por la cual este tipo de noticias no resuenan más en medios de comunicación masivos es más que comprensible. Enhorabuena a Tepepan! A ver si un día de estos me lanzo sobre el Periférico a ver qué tal se ve un pueblo gestionado por sí mismo.
Les deseo lo mejor ha todos los habitantes de Tepepan, si evitan corruptelas no es para felicitarlos, es para ponerles un monumento. Ojalá y su plan de autoelecciones funcione.
Los felicito en hora buena
Consejo, si quieres realmente hablar de autonomía, no uses “CDMX” para referirte a la Ciudad de México porque al hacerlo estás empleando una marca global y corporativa, que deriva de una iniciativa de un gobierno partidista que concibe a la ciudad como una mercancía. ¿Acaso tú crees que la ciudad es una marca de consumo con un enfoque altamente lucrativo?
Es tiempo de desmancerizar la ciudad y las mentes aterritoriales de sus habitantes.
No se trata de “desmancerizar”, sino de abolir la lógica mercantil que no procede del empresariado y “una marca global y corporativa”, nace del capitalismo internacional que suele confundirse con las luchas anti-estatales como esta. Emplear “CDMX” no hace referencia a esa concepción mercantil, sólo es una abreviación que sirve de mucho para reducir las palabras en los titulares de mis artículos. Saludos.
Totalmente de acuerdo
La última fotografía no es del Cerro de la Cruz. Buena nota.
Ese extremo del cerro es en colindancia con la colonia Ampliación Tepepan si embargo, el cerro se encuentra dentro de los límites del pueblo originario de Santa Cruz Xochitepec no del pueblo de Santa María Tepepan… OJO!!!