Atzin Andrade González, en un artista solidario con las luchas populares. Estudiante de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), fue detenido mientras “estaba parado”, así lo describe en un video que fue tomado en el momento que policías federales lo tienen asegurado.
“Nuestro compañero Atzin Andrade González, al igual que muchos más que hemos acompañado diversas manifestaciones, siempre ha estado actuando en todo momento de manera responsable a este movimiento. Atzin no tuvo ni ha tenido en lo absoluto, conductas que estén penadas bajo el marco jurídico y no hay delito para que nuestro compañero sea procesado bajo los términos de Delincuencia Organizada “, indicó la Sociedad de Alumnos de “La Esmeralda”, mediante un comunicado.
La comunidad estudiantil del Centro Nacional de las Artes rechazó a finales de noviembre por completo la detención arbitraria de Atzin Andrade González y exigió su liberación inmediata.
Compartimos un texto crítico escrito por el compañero en torno al papel del artista en sociedad, las movilizaciones inminentes en una supuesta nación en “vía de desarrollo” y el futuro económico de las instituciones culturales en México.
México D.F., a 29 de Noviembre de 2015
UN AÑO DE LIBERTAD
Ernest Becker decía que todas las sociedades, por el tremendo pavor que le tienen a la muerte, buscan un vehículo de inmortalidad simbólica que termina por ser la cultura. Igualmente se dice que morimos dos veces; la primera vez cuando dejas de respirar, y la segunda, un poco más adelante, cuando alguien pronuncia tu nombre por última vez.
Estas dos formas de proyectar una misma idea fundamental, plantean de manera muy clara la primer función intrínseca en el arte, entendiéndolo como una de las expresiones culturales mas elevadas; develar y reflexionar sobre quienes somos, como fuimos alguna vez y vislumbrar en que nos estamos transformando, sublimando un legado intelectivo que deje atrás las huellas marchitas de los asentamientos de vida industrializados, tecnológicos y comience a hablarnos del mundo sensible, de la estética y la poiética como las piezas indispensables que determinan la información que nos define como seres humanos.
Son estas las reflexiones iniciales que en su momento culminaron en mi decisión por estudiar artes visuales, junto con todos sus riesgos y evidentes dificultades en un país como México, en el que el puesto que ocupa el arte en una escala de valor practico-material es similar a la del resto del mundo, pues este siempre encuentra su lugar a la par de ramas de orden metafísico, proporcionándonos aportaciones practico-intelectivas, emocionales y espirituales, reafirmando y reconfigurando el tejido social e influyendo y definiendo nuestra percepción estética como especie, se podría decir, en otras palabras, que el arte se desenvuelve en un ámbito tan noble que no se ensucia las manos con la realidad, pero tampoco se puede comer, y para bien o para mal, en las catalogadas “naciones en vías de desarrollo” la enorme diferencia radica en la disposición, la viabilidad y la capacidad económica que estas generan para impulsar la educación, sustentar y difundir el arte sin descuidar aspectos básicos como la alimentación, la seguridad y la propia economía, generando una paradoja.
Protestas y dudas surgen frecuentemente por parte de la sociedad, como la simple y justificada molestia por no entender para que sirven los apoyos a programas culturales y artísticos con el dinero de los contribuyentes, poniendo de manifiesto el evidente fracaso del sistema educativo, de cultura y la falta de información. Es a partir de la toma de las instalaciones del Centro Nacional de las Artes y del Palacio de Bellas Artes, por parte de decenas de escuelas y centros culturales del país, unidos como el “Movimiento Arte y Cultura” en contra de nuestro encarcelamiento ilegal y de las acciones generalizadas por parte del Estado, al utilizar la fuerza y la justicia penal como herramientas de represión de la manifestación social el 20 de noviembre de 2014, que la comunidad artística ejerció presión y convocó a la sociedad, generando una reacción colectiva y multidisciplinaria sin precedentes, que no solo gestó el rompimiento de la coerción y el dominio que ostentan las grandes instituciones sobre el mercado y la difusión del arte, suprimiendo el mecanismo jerarquizante de la elite y reapropiándose de los espacios culturales, sino que cumplió con una doble función, proporcionando un acercamiento vital hacia la mayoría, el resto de la población menos involucrado, poniendo en evidencia la falla estructural del aparato de justicia y la sistemática manipulación de la opinión publica a través de los medios masivos de comunicación, logrando de esta forma nuestra libertad.
Actualmente los organismos de cultura del gobierno federal son coordinados por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que depende presupuestalmente de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En este 2015, Conaculta tiene presupuestados alrededor de 7,292 millones de pesos, mientras que para 2016 el gobierno propone asignarle unos 5,342 millones de pesos, sufriendo un recorte del 26.7%. En contraste, el presidente Peña Nieto planteó que ‘‘la cultura es una prioridad nacional’’ y que ‘‘su fortalecimiento institucional es un impulso al bienestar y al desarrollo integral de los mexicanos”. Con la entrada del sistema neoliberal al país, el rumbo de la cultura cambio su curso, se le dio una orientación más económica y mercantil, según esta iniciativa es necesario que las tareas del Conaculta se trasladen a un nuevo organismo con mayor jerarquía, libertad y facultades, transformándose en una Secretaría de Cultura separada de la SEP, rompiendo de esta manera con el modelo que vincula directamente la educación y la cultura creado por José Vasconcelos y sobre el cual se sentaron sus bases filosóficas, asumiendo que el sistema de cultura no debería separarse del sistema educativo que transmite sus valores.
Enlalamada era posthumanista, se han comenzado a asumir de forma arriesgada una serie de pensamientos que menosprecian la creencia en el ser humano y por tanto en la exaltación de sus principales actividades; la cultura. Si bien el posthumanismo no cae en la trampa de imaginar una sociedad en la que todo funcione bien y deja atrás la visión antropocentrista de los siglos XIV y XV en la que el hombre era la medida de todas las cosas y la organización social se desarrollaba unicamente a partir de su bienestar, parece risible pensar que el menosprecio hacia la cultura y el arte otorgarán algún sentido al rumbo que podriamos estar tomando. No es ninguna casualidad que el presupuesto disponible para las fuerzas armadas y su infraestructura, los mecanismos y la tecnologia desarrollados para vigilar y controlar a la población, crezcan año con año y que el numero de prisiones atestadas por jovenes marginados, absorbidos por el crimen y que nunca gozaron de su legítimo derecho a una educación digna, ni a ningun tipo de acercamiento al arte o a programas de cultura, sea cada vez mayor, como consecuencia de un regimen punitivo, que castiga vorazmente cualquier acto de desobediencia o rebeldia que rebase los acotados limites de las mentes que los imponen, pero que contrario a cualquier tipo de pensamiento lógico, reduce los presupuestos a la cultura, sin invertir en labores de prevención ni educativas que proporcionen a la mayoria de la población las herramientas para trascender a un panorama mediocre y sombrío.
La incidencia del arte y su funcionamiento dentro del marco de la problemática nacional y sus instituciones, tardará en generar un cambio notable a favor de la utopía artística, los indicadores económicos no se dispararan de un día a otro y por ende tampoco lo hará la educación ni los incentivos a la cultura, pero contradictoriamente, son estas mismas características uno de los principales detonantes para generar los ingeniosos impulsos trascendentales que al igual que en el ramo tecnológico, generan un efecto telescópico que desestabiliza por momentos las marcas establecidas y aunque terminen por ser detentadas nuevamente y la deposición natural de cualquier movimiento auténtico sea inevitable, en la creación artística, como en la función existencial de nuestras vidas, continuaremos siendo creadores de sentido, en continuo escape, en eterna fuga, en una constante liberación.
-Atzin Andrade González-
Publicado el 30 de Noviembre de 2015 en:
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