I
No se puede entender y explicar el sistema capitalista sin el concepto de guerra. Su supervivencia y su crecimiento dependen primordialmente de la guerra y de todo lo que a ella se asocia e implica. Por medio de ella y en ella, el capitalismo despoja, explota, reprime y discrimina. En la etapa de globalización neoliberal, el capitalismo hace la guerra a la humanidad entera.
II
Para aumentar sus ganancias, los capitalistas no sólo recurren a la reducción de costos de producción o al aumento de precios de venta de las mercancías. Esto es cierto, pero incompleto. Hay cuando menos tres formas más: una es el aumento de la productividad; otra es la producción de nuevas mercancías; una más es la apertura de nuevos mercados.
III
La producción de nuevas mercancías y la apertura de nuevos mercados se consiguen ahora con la conquista y reconquista de territorios y espacios sociales que antes no tenían interés para el capital. Conocimientos ancestrales y códigos genéticos, además de recursos naturales como el agua, los bosques y el aire son ahora mercancías con mercados abiertos o por crear. Quienes se encuentra en los espacios y territorios con estas y otras mercancías, son, quiéranlo o no, enemigos del capital.
IV
El Capitalismo no tiene como destino inevitable su autodestrucción, a menos que incluya al mundo entero. Las versiones apocalípticas sobre que el sistema colapsará por sí mismo son erróneas. Como indígenas llevamos varios siglos escuchando profecías en ese sentido.
V
La destrucción del sistema capitalista sólo se realizará si uno o muchos movimientos lo enfrentan y derrotan en su núcleo central, es decir, en la propiedad privada de los medios de producción y de cambio.
VI
Las transformaciones reales de una sociedad, es decir, de las relaciones sociales en un momento histórico, como bien lo señala Wallerstein en algunos de sus textos, son las que van dirigidas contra el sistema en su conjunto. Actualmente no son posibles los parches o las reformas. En cambio son posibles y necesarios los movimientos antisistémicos.
VII
Las grandes transformaciones no empiezan arriba ni con hechos monumentales y épicos, sino con movimientos pequeños en su forma y que aparecen como irrelevantes para el político y el analista de arriba. La historia no se transforma a partir de plazas llenas o muchedumbres indignadas sino, como lo señala Carlos Aguirre Rojas, a partir de la conciencia organizada de grupos y colectivos que se conocen y reconocen mutuamente, abajo y a la izquierda, y construyen otra política.
* Documento enunciado el 15 de diciembre de 2007 en el Primer Coloquio Internacional in Memoriam Andrés Aubry, con el título de Ni el Centro ni la Periferia.
17,495 total views, 9 views today
Excelente documento. Hace falta difundir un poco más. Excelente. Espero más información. Saludos.
Todas las peticiones e información, puede escribirnos con detalle a:
Envíenme información, pertenezco a Montoneros Rosario. Abrazos fraternales
Todas las peticiones e información, puede escribirnos con detalle a:
así es, siempre no dejan ir circulando por la periferia del sistema sin darnos cuenta que solo nos quieren por ahí, cerquita nomas, nos falta separarnos de ese circulo y formar otro, distinto, ese que nosotros mismos creemos, siendo totalmente distinto, no un poco, porque siendo un poco es como se nos irán acercando y adueñarse de lo nuestro como siempre lo han hacho. Sin crear e ir acrecentando nuestro nuevo circulo por donde ir circulando en una constante incrementación de adherentes comprometidos estaremos a la merced de los mismos, cambiando quien dirija es como impondremos el como, donde todos seamos los que dirijamos y obedezcamos, si lo creemos lo haremos, con compromiso