Ruptura Colectiva (RC)
A tempranas horas de este domingo 6 de agosto, un grupo de militares activos y retirados del Fuerte Paramacay en la ciudad de Valencia -ubicada a unos 200 km de Caracas- se sublevó unas horas después de hacer público un video en redes sociales que se ha viralizado en el que anuncian “que hay que dar dignidad a la muerte de decenas de jóvenes y evitar la destrucción total del país”, refiriéndose a la reciente creación de la Asamblea Nacional Constituyente calificándola de “tiránica”. La base militar de la ciudad que intentaron tomar es uno de los bastiones estratégicos y de blindaje militar más importante del Ejército Venezolano, por lo que los sublevados la catalogaron como un objetivo primordial del ataque fallido. Se ha informado que algunos manifestanes se sumaron -con cierta duda- al ataque armado, pero fue cuestión de minutos para que se hicieran detenciones tanto de las fuerzas armadas como de los civiles participantes.
Medios de la región, afirman que hasta las 11:40 am -hora de Venezuela- siguen activos focos rojos en calles como Av. Universidad y Naguanagua , aunque el gobierno bolivariano -a través del general Diosdado Cabello- ha confirmado que “en la madrugada atacantes terroristas entraron al Fuerte Paramacay en Valencia (…) Todo en normalidad. Varios terroristas detenidos”.
Este hecho marca una serie de posibilidades de una ofensiva mucho más potencial para derrocar al presidente Nicolás Maduro, y en sí, al chavismo, pasando de la amalgama de protestas y denuncias institucionales, a una referencia armada que es importante atender desde la lucha nacional del pueblo venezolano para darle solución al conflicto y también, desde los movimientos de carácter revolucionario e internacionalista en todo el mundo, ya que vemos con preocupación los riesgos de una invasión político-económica que traspasen las fronteras venezolanas.
Se observa un clima de violencia tanto de la boliburguesía chavista como de la oposición derechista, sin embargo, los hermanos venezolanos habrán de sacar lo mejor de esta última década de cambios contundentes para señalar los graves errores y negligentes actuares de la actual administración madurista, principalmente, la fuerza represiva en exceso que ha dejado más de un centenar de muertos y la corrupción y nepotismo, prácticas burocráticas en las que ha caído un gran sector de la “esperanza revolucionaria”.
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