LOS PORROS CONTRA LOS ESTUDIANTES, EL NARCO CONTRA LOS PUEBLOS: ASÍ SE VIVIÓ HOY EL INFIERNO EN GUERRERO…
¿POR QUÉ ESTAS AGRESIONES NO SE VIRALIZAN TANTO COMO LO SUCEDIDO EN LA UNAM?
Si bien es importante enfatizar por todos los medios posibles el panorama de violencia porril e inseguridad que se vive en la universidad, también lo es el contexto de guerra contra hombres, mujeres y niños que se vive a diario en los rincones del país donde la gente no tiene los recursos suficientes ni la seguridad para denunciar por redes sociales el infierno en el que se encuentran (porque allá lo único seguro para quien denuncia una injusticia, es terminar con un balazo en la frente o embolsado a la orilla de la carretera).
El día de hoy quedó impregnado con mucho dolor en el habitus de los guerrerenses. Por la mañana y hasta el medio día, decenas de hombres armados incursionaron en el pueblo de Xochipala, municipio de Eduardo Neri, con el fin de conquistarlo “por las buenas o las malas”. De un momento a otro, tomaron la carretera que va a Chilpancingo y sin distinción alguna abrieron fuego contra decenas de familias que se transportaban a la capital (maestros rurales, comerciantes y hasta profesionistas que ejercen su trabajo en la ciudad); incendiaron decenas de autos particulares y combis de transporte para dar el mensaje de “aquí mandamos nosotros y a la verga el que no le guste”.
Mientras mantenían el narco-bloqueo, también rafaguiaron con armas de grueso calibre algunos negocios, casas particulares y varias camionetas de policía que se encontraban cerca, y a la par, otra célula de hombres armados disparó desde los cerros contra las casas de la gente de los pueblos de Carrizal, Puentecillas y El Ranchito -del municipio de Leonardo Bravo- a lo que los vecinos demandaron la presencia del Ejército y la Policía Estatal que nunca llegaron…
Esta problemática no es reciente, lleva por lo menos unos tres meses en el que el conflicto entre grupos del crimen organizado en la zona serrana (protagonizado por el “Cártel del Sur”, “Los Rojos” y distintos grupos de civiles armados “independientes”) escaló al nivel de secuestrar pueblos para conseguirse mano de obra barata (campesinos que cultiven la amapola y la marihuana a precios de miseria, jóvenes de escasos recursos que les sirvan como carne de cañón y halcones -mismo caso que en el porrismo- y hasta doctores con título que fungen para curar y rehabilitar a sus heridos durante las balaceras). A las personas que se niegan a formar parte del crimen organizado o les queman sus casas y pequeños terrenos, o de plano los desaparecen (testimonios afirman que en los últimos 15 días se han contabilizado 8 secuestros, lo que vendría siendo un secuestro doloso cada dos días).
Es en esta región donde la prensa ha hablado muy tenuamente con encabezados como “Coca-Cola cierra sus puertas por extorsiones del narco” ó “Profesionistas y maestros huyen de las comunidades por inseguridad”, no obstante, las incontables cifras de desapariciones forzadas, secuestros y ejecuciones a plena luz del día (como lo acontecido hoy) no se comunican debidamente y con el urgente incentivo de erradicar esta guerra.
La cuestión aquí es… ¿por qué estas agresiones no se viralizan tanto como lo sucedido en la UNAM?
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