Pablo Gaytán (culturasmetropolitanas.org)
Fabián Pimentel (La CALACA)
Sergio González (06600, Plataforma y Observatorio Vecinal de la colonia Juárez)
Presentación
El presente ensayo es una colaboración entre los autores, quienes hemos realizado un ejercicio de “investigación activista” con el fin de comunicar información y conceptos que sean útiles para los vecinos y ciudadanos que resisten a los embates de los proceso de blanqueamiento por despojo del habitat y el espacio público en la Ciudad de México. Esta es nuestra colaboración colectiva no pudo ser expuesta en el foro “Hablemos sobre parquímetros”, el pasado 16 de febrero en la Clandestina Librería/Espacio Cultural en Santa María la Ribera. El evento se suspendió debido al sismo ocurrido minutos antes del evento.
El blanqueamiento por despojo desaparece todo lo sólido en el espacio urbano
En los actuales procesos de privatización del espacio público en la Ciudad de México todo lo sólido se desvanece en el aire habría dicho el Carlos Marx del Manifiesto del Partido Comunista(1848). Y aunque el capitalismo actual no es el mismo que vivió el joven Marx, el bucle de la historia nos devuelve una y otra vez la terrible realidad de una ciudad que transita a ser otra cada día, pero no por obra de la idea trascendental de la historia, sino debido a las iniciativas de destrucción-construcción de quienes gestionan la producción del espacio urbano. En ella, al urbanita, habitante de cualquier colonia, barrio o zona residencial el espacio público se le aparece como una retícula en medio del caos urbano delimitado por el umbral de la puerta de su domicilio. La acera no se le presenta como la conexión inmediata con el territorio urbano sino como el inicio de su cotidiano itinerario que lo lleva a sus labores cotidianas, nada más. De cierta manera la ciudad como totalidad le es extraña, por esa razón, la ciudad que imagina se le presenta como un inalcanzable camaleón en constante cambio. Aislado de esa manera, no percibe conscientemente la lenta transformación que ocurre en su inmediato afuera; no reflexiona sobre el impacto de las obras viales o infraestructura al interior de su zona residencial; tampoco le implica la destrucción de su entorno hasta que la obra y la inmobiliaria tocan a la puerta de su domicilio. Cuando al salir a la calle se encuentra con que el paisaje cambió debido a la tala de árboles para dar paso a la cotidiana caravana automovilística o por la instalación de ecoparks, azorado queda inmóvil frente a su salida clausurada.
Este estar aislado de su espacio inmediato solo lo vive como efecto de un largo proceso que el urbanita ha vivido como algo externo y lejano, así ha ocurrido en las tres últimas décadas entre los habitantes de pueblos originarios, barrios y zonas residenciales clase media en la ciudad de México, afectados por la extensión de la nueva frontera urbana. Los procesos de blanqueamiento por despojo que convierten en zona de reserva, especulación o recuperación sus zonas habitacionales le han sido extraños a las clases medias, hasta que un buen día se encuentran con que las inmobiliarias asociadas al gobierno central y local aplican técnicas demoscópicas para legitimar la instalación de parquímetros como punta de lanza de la privatización del espacio público.
Paradójicamente el ruido de las escavadoras sobre el espacio público no corresponde a la indiferencia o desencanto ciudadano, que con su silencio y ausencia contribuye involuntariamente a la privatización de calles, avenidas y parques públicos. En el caso de la colonia San Pedro de los Pinos, sus habitantes no alcanzaron anticipadamente a percibir la transformación de su entorno espacial resultado de la construcción de la línea del metro Barranca del Muerto-Rosario, tramo Tacuba-El Rosario, estaciones San Antonio y San Pedro de los Pinos (1985); la construcción del distribuidor San Antonio (2001), la conexión de éste con el segundo piso dirección sur, el enlazamiento hacía el norte con el Viaducto Miguel Alemán y las obras viales en el Estado de México; la conversión del Circuito Interior en Circuito Bicentenario (2008), el cual conecta al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, así como la conversión de éste en Zode para movilidad y vivienda en 2008 y del eje cuatro poniente, en zona de desarrollo económico de servicios especializados (Mapa 7. Polígono San Pedro de los Pinos).
El polígono urbano de San Pedro de los Pinos, en los últimos años ha sido rediseñado bajo la idea de un “urbanismo estratégico” como ha dicho MAME actual jefe del GDF. La inercia urbana y la imaginativa mente de los urbanistas que no ven a personas sino a automovilistas y usuarios de servicios han terminado por configurar un territorio delimitada por la infraestructura vial y de transportes ya citados, convirtiéndolo desde hace un lustro en zona de regeneración tanto para el gobierno de la ciudad como para las inmobiliarias. San Pedro de los Pinos junto con sus habitantes tiende a desaparecer como zona residencial con viviendas de una planta, léase residencias del Porfiriato y de la década del cuarenta, así como edificios de no más de cinco pisos edificados en la década del sesenta y setenta del siglo pasado, las cuales pueden revalorizar las inmobiliarias remodelándolas. Atrás quedó la zona residencial creada en la década del 1920, cuando se anexaron las tierras de San Pedro del Viejo, obra que estuvo a cargo de empresas Laine, Cortés y la Compañía Fraccionadora Mexicana, S.A., que se asociaron y dieron a la colonia la traza urbana que tiene hasta la fecha(González, 2004). La colonia fue fraccionada y signada con una nomeclatura a imagen semejanza de las ciudades de los Estados Unidos o Inglaterra, con una traza urbana definida al oriente por las calles con los números nones, de la 1 a la 27, y de lado poniente todos los números pares, de la 2 a la 24. Dentro de este proceso de urbanización en las orillas se instalaron la fábrica de la Cementera Tolteca, la cual duró bastantes años en funcionamiento dando un ambiente industrial en la orilla de esta zona. “Hasta la época de los ochentas lograron cerrar la fábrica, sin embargo la torre se quedó, hace algunos años algún escultor la recubrió de cobre y actualmente es una escultura” (Miguel Muñoz). Todo esa sólida estructura urbana de la ciudad moderna comenzó a desaparecer gracias al urbanismo estratégico de la ciudad neoliberal.
Hoy día, tiende a convertirse en zona habitacional de primera categoría del “nuevo modelo urbano”, habitada para ejecutivos y trabajadores especializados ocupados en el mundo de las finanzas y las comunicaciones digitales. En donde la tendencia es que las inmobiliarias construyan complejos de 20 o más de 100 departamentos, con servicios de salón de usos múltiples, gimnasio, roof garden o spa, ofertados a precios elevados o tasados en dólares. El resultado; la oferta habitacional sólo es accesible para personas de alto poder adquisitivo, lo cual traerá como consecuencia el desplazamiento de sus habitantes pertenecientes a la vieja clase media. Con espacios públicos concesionados a las empresas de ecobicis y ekoparks, característicos de las ciudades metropolarizadamente blanqueadas. En esta transición la colonia San Pedro de los Pinos será convertida en una mini-ciudad habitacional con espacio público hiperespecializado. Todo ello derivado del diseño de las ZODES creado por los urbanistas Jaques Herzog y Pierre de Meuron. En San Pedro de los Pinos al igual que en otras colonias ubicadas en los márgenes del Circuito Bicentenario como Santa María la Ribera, la cual es promocionada como “La Nueva Condesa”, las inmobiliarias aprovechan que cuenta con todos los servicios y compran a bajo costo predios donde se asentaban antiguas vecindades, tiendas de barrio, casas unifamiliares o departamentos. Ocurre así, en otras colonias clase media de las delegaciones Benito Juárez, Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Coyoacán, Miguel Hidalgo e Iztacalco, ubicadas en los costados del Circuito Bicentenario. Bajo el principio de edificar vivienda para medianos y altos ingresos. La colonia San Pedro de los Pinos se esta convirtiendo en zona habitacional reconvertida, para que vivan allí trabajadores, creativos especializados y miembros del cognitariado, quienes trabajan en las colonias Nápoles, Condesa, Mixcoac, Guadalupe In, al mismo tiempo usuarios de servicios especializados de salud, educación, comunicación, gastronomía y entretenimiento, como ha sido definido el eje cuatro (ZODE). En suma, la colonia San Pedro de los Pinos es territorio de disputa en donde se reúnen las estrategias de acoso inmobiliario –diversas formas de presión para que los habitantes vendan sus propiedades- y la instalación de parquímetros como punta de lanza para la privatización del espacio público, estrategias que al avanzar producen la tendencia de sustitución de una población por otra, “Yo apuntaría, que San Pedro de los Pinos por ser una colonia vieja, existen propiedades sin cajón de estacionamiento, hay gente jubilada que recibe una pensión muy limitada y ésta se ocupa básicamente para comer y para sus medicinas, si a esto le aumentas que tienes que pagar otro impuesto, pues la gente va a tener que dejar de usar el auto. Es buena opción el uso de la bicicleta pero ésta es para una sector de la población (el promedio de edad en la colonia es de 60 años). El coche, entonces, es una necesidad no un lujo, si bien es cierto que nos tenemos que hacer responsables en el uso del automóvil, muchas veces por las distancias no podemos por seguridad viajar en transporte público. Eso por supuesto impacta en su calidad de vida, todas estas políticas del gobierno nos empiezan a repercutir, nos limitan nuestra capacidad de desarrollo, pues trabajar para pagar y pagar todos los servicios que son nuestra obligación, ahora también tenemos que pagar la vía pública, ¿por qué?. Ya tenemos que pagar el doble no circula y cada día se inventan un gasto más como cambiar la tarjeta de circulación cada tres años y eso deteriora la calidad de vida” (CJ).
Tal parece que la estrategia de convertir en realidad la tendencia arriba mencionada tiene como disparador la instalación de ecoparks y ecobicis, lo cual significa aproximar a las nuevos pobladores a la zona urbana. Asimismo significa el inicio de la privatización de las calles, pero además es una metáfora de la inmovilización ciudadana,
“En lo personal, cuando vi que iban a colocar los parquímetros, lo primero que me vino a la mente fue la experiencia de que pongan una araña a tu automóvil para inmovilizarlo, pero realmente inmovilizan al ciudadano, es como si te pusieran un grillete y supuestamente en la Ley Universal de las naciones unidas la esclavitud está prohibida en todas sus formas y ésta es una forma de esclavitud” (JAG).
Los colonos consideran el intento de instalación de ecoparks la punta del iceberg de la privatización del espacio público en San Pedro de los Pinos. Para los habitantes y sus familias el programa de parquímetros aplicado por el GDF y la delegación Benito Juárez la realizan como una imposición que atenta contra el espacio público, así como su mercantilización, “Lo que a mí más me brinca es la cuestión privatizadora, si bien es cierto que los espacios son públicos y nadie los puede privatizar con botes, yo veo mas arbitrario que el gobierno le otorgue facultad a un permisionario para explotar la vía pública a costa de todos los ciudadanos. Siempre se habla de que vamos a repartir y vamos a beneficiar a la gente del lugar, la realidad el 30 por ciento que se destina para la colonia, ni siquiera está bien reglamentado. Me sigue pareciendo una arbitrariedad porque es una vía pública, de todos, y así como yo tengo derechos, mi vecino también tiene derechos y el otro también. No está bien que se privatice los lugares con botes, sin embargo es todavía más grave que el gobierno se sienta con la facultad de privatizarlo beneficiando a una sola empresa a costa de todos. Están privatizando toda la ciudad. Ya hemos visto que privatizan con la reforma energética, el agua…y esta donde vamos a llegar, a que los ricos compuesto por 80 familias en México sean los únicos que se beneficien a costa del trabajo que generan los ciudadanos” (CJ)
Ahora bien, la concesión a la que se refieren los colonos se deriva del programa Ecopark del Gobierno de la ciudad de México, el cual depende de la Autoridad del Espacio Público(AEP), instancia que a su vez depende de la SEDUVI. Esta última mediante consultas manipuladas y simuladas intenta legitimar la concesión de la calle –espacio público- a empresas privadas para el cobro del tiempo de aparcamiento. Al mismo tiempo, dicha estrategia se convierte en una forma del acoso físico contra los habitantes, ya que produce tensión social y baja de la calidad de vida de los mismos ante el temor de que cualquier día sean instalados los parquímetros y así tener frente a sus domicilios automóviles extraños a su entorno inmediato. Lo cual quiere decir que no sólo es utilizada como estrategia de hostigamiento y violencia inmobiliaria, sino también como un negocio, en beneficio de empresas privadas y el gobierno de la Ciudad de México.
El mencionado Programa de Gobierno del Distrito Federal incluye otras acciones como la instalaciones de estaciones de ecobici y metrobús, con el propósito de “mejorar la movilidad de la ciudad, incrementar la disponibilidad de espacios de estacionamiento en la vía pública, desalentar el uso desmedido del automóvil particular, disminuir la emisión de partículas contaminantes al medio ambiente y elevar la calidad de vida de los habitantes del Distrito Federal”Actualmente ha concesionado un total de 1573 parquímetros concentrados básicamente en la colonia Polanco, Roma-Condesa y la Nápoles, esta última colindante con San Pedro de los Pinos. La empresa que hasta ahora ha contado con el permiso para operar los parquímetros del Programa Ecoparq, es Operadora de Estacionamientos Bicentenario S.A. de C.V. (OEB). Empresa creada el 29 de marzo de 2010 (un año antes de darle el permiso). Sin experiencia previa en manejo de parquímetros. El permiso se los otorgó SEDUVI el 18 de febrero de 2011, durante el gobierno de MEC, con vigencia de 10 años. La figura bajo la cual el GDF otorga a una empresa privada el manejo de los parquímetros, en este caso a OEB, se llama “Permiso Administrativo Temporal Revocable” (PATR). No es una concesión, sino una figura jurídica distinta que, como su nombre lo indica, permite que en cualquier momento el GDF pueda revocar dicho permiso. Los PATRs se otorgan sin que medie proceso de licitación. Son otorgadas discrecionalmente por la Oficialía Mayor del GDF. En 2014 el GDF otorgó otras PATRs a las empresas: “Mojo State S.A.P.I. de C.V.”, para operar en algunas colonias de las Delegaciones Miguel Hidalgo (Tacubaya), Cuahtémoc y Tlalpan; “COPEMSA Metropolitana” y “Movilidad y Parqueo S.A. de C.V.”, para operar en Benito Juárez. COPEMSA opera en Nápoles.“Movilidad y Parqueo” operará en las colonias Acacias, Actipan, Albert, Del Valle Sur, Xoco, Ermita, Extremadura Insurgentes, Miravalle, Mixcoac, Nochebuena, Portales Oriente, Portales, Sur, Residencial Emperadores, San Juan, Santa Cruz Atoyac, Nonoalco, Tlacoquemécatl, Insurgentes Mixcoac, Letrán Valle, Merced Gómez.
Estos permisos especiales ponen en entredicho la noción misma de espacio público, pero ya no a nivel global, sino particular, al nivel de la calle. Más allá de las definiciones teóricas, es importante señalar la idea misma que existe al respecto por parte de los ciudadanos, “El espacio público es por donde podemos circular libremente todos los habitantes de una ciudad. Es un espacio de todos porque pagamos impuestos, y es del gobierno cumplir en tenerlo en buen estado para estar en él, transitar, convivir y disfrutar en él(MEJ)…Ese espacio se construye por las necesidades de los ciudadanos, como son las banquetas, los asfaltos, alumbrado, áreas verdes y vigilancia que se paga con los impuestos de los ciudadanos (JAG)…Un espacio público no es nada más una calle, existen los centros culturales, los parques y al final del día es goce y disfrute de los usuarios para una convivencia sana. Si la finalidad es llenarlo de asfalto será una ruptura entre naturaleza y hombre para la armonía de los seres humanos. Incluso la aparición de cafeterías en las banquetas, con su privatización del espacio, permite esa convivencia, cosa que hemos ido perdiendo por tanta construcción y por la inseguridad que prevalece en las calles, con los asaltos, secuestros y robo de niños. No queremos que papá gobierno nos resuelva todo, pero creo que los que han estado en el poder, les falta visión para detener el deterioro de la ciudad” (CJ).
Según el estudio del Maestro Mauricio Hernández de la facultad de Economía de la UNAM, los recursos provenientes de las concesiones del Programa Ecoparq, se distribuyen de la siguiente manera: 30% de los recursos generados se destinan directamente al mejoramiento del espacio público de la colonia en donde se encuentren los parquímetros, 70% restante va directamente a la empresa que posee el Permiso Administrativo Temporal Revocable (PATR) para operar los parquímetros. Los recursos provenientes de inmovilizadores y arrastre, Ecoparq los entrega directamente a la Tesorería del DF (Secretaría de Finanzas). La Secretaría de Finanzas los entrega a su vez a la Secretaría de Seguridad Pública del DF. De estos recursos, la ciudadanía no obtiene nada. Operadora de Estacionamientos Bicentenario (OEB) y las empresas que operan bajo la figura de PATR, le rinden cuentas directamente a la Autoridad del Espacio Público. OPEVSA trabaja bajo la supervisión de la Secretaría de Seguridad Pública del DF. Sólo en enero del 2015, obtuvieron un total de ingresos de $27,078,066, de la cual $8,123,419.8 deberían de canalizarse a obra en el espacio público. Al solicitar datos sobre dichos rubros, el GDF-SEDUVI no dieron la información, lo cual resta transparencia al uso de los recursos; el ciudadano se podría preguntar ¿quién utiliza los recursos; se destinaron a la tala de árboles para la construcción del deprimido Mixcoac-Insurgentes?
En este contexto; entre el acoso inmobiliario, la violación a la norma 26 y la simulación de consultas realizadas por el gobierno del distrito federal, inició la respuesta ciudadana de los colonos de San Pedro de los Pinos, “Todo comenzó el 12 de noviembre de 2014, con la colocación de unos módulos denominado Ecopark para la realización de una encuesta para recabar la opinión con respecto a los parquímetros. Se les preguntó si se requería credencial de elector para la consulta y dijeron que no. Nosotras les mencionamos que eso no era correcto porque cualquier persona podía venir a dar su opinión sin ser vecino de San Pedro de los Pinos. La chica mostró un gajo de hojas de quienes opinaban que si querían los parquímetros. Le solicitamos el nombre del jefe y la chica señaló que no podía dar el nombre. Esta respuesta nos pareció mal porque si es un asunto público no se tenía porque ocultar la información”(MEJ).
Posteriormente a ese hecho, los vecinos se reunieron en el parque Miraflores con el fin de realizar una asamblea y discutir el tema de la instalación de los parquímetros, para convocar utilizaron las redes sociales –whatssap, crearon una cuenta en Facebook-. En aquella asamblea asistió el representante vecinal, “a esa junta llegó Luis –representante vecinal- y nos informó que se iban a instalar los parquímetros y que él mismo había solicitado la consulta. Luis dijo que habían venido de otras colonias aledañas con pancartas y documentos de cómo se habían hecho las cosas, nosotros no sabíamos nada sobre los parquímetros, ni de la base jurídica, en ese momento. Luis dijo que para el 22 de noviembre se instalarían” (MEJ).
Como se observa desde el primer momento fue notoria la relación de complicidad entre el representante vecinal, la delegación, la SEDUVI y las empresas de parquímetros, quienes haciendo caso omiso a la solicitud de información sobre el proyecto y los derechos ciudadanos. El conjunto de instituciones y empresas prosiguieron con el proyecto, “el 16 de noviembre llegaron las camionetas a bajar las bases de los parquímetros, coloquialmente conocidas como las piedras. Fue entonces que vía whatsaap y tocando puertas nos juntamos, caminamos por las calles voceando que venían los parquímetros, que bajaran, así fue como se conglomeró la gente. Fue una movilización social importante, y de esta manera fue que llegó un funcionario de la delegación de nombre Erik, que conoce a Miguel Gaytán (el anterior líder del comité vecinal, quien fue retirado de su cargo por malos manejos). En esa marcha fueron saliendo más gente y la presión social hizo que vinieran más funcionarios que pudieran tomar decisiones, llegó Federico Chávez, Cristian Lujano (GDF), Pacheco Luna. Nos reunimos en el Parque (Pombo) y ellos decían que era cuestión de colocar iluminación, sin embargo la licenciada Carmelita Padrón dijo que se levantara una carta vecinal que solicitara el paro de las obras, pero en ese momento ya todos sabíamos que sí se trataba de parquímetros. Las autoridades delegacionales propusieron formar mesas de trabajo para llegar a un acuerdo que permitiera la consulta.(MEJ)…ese mismo día…También solicitamos que quitaran todas las bases de ahí, para que este diálogo se llevara a cabo. Efectivamente las retiraron” (CJ).
La estrategia urbana utilizada por las autoridades en asociación con las inmobiliarias y las empresas de parquímetros a todas luces violó los ordenamientos civiles, se trata de una violencia de carácter estructural, arraigada en los principios del modelo de gestión del territorio y difícilmente cuantificable. La violencia urbanística es algo más que los procesos de expropiación y expulsión ligados a planes urbanísticos o de remodelación de zonas urbanas. Tiene que ver con cómo esta concebida la ciudad en la que habitamos, con el modelo que sigue o que ella misma propone. Se podría establecer una correspondencia de escalas y de causa-efecto: una, el acoso inmobiliario vs. el derecho a la vivienda y, otra, la violencia urbanística vs. el derecho a la ciudad (Arias, 2014, p. 256).
Es de hecho un proceso de urbanización mucho más insidioso y canceroso que en las pasadas ciudades modernas, ya que aquí se crea a partir del sometimiento de los gobiernos democráticos urbanos a la disciplina presupuestaria, la liberación del mercado del suelo y de la vivienda, la especulación inmobiliaria y la recalificación del suelo urbano para los usos que generaban la tasa de ganancia financiera más alta. Así, el derecho a la ciudad se debería constituir estableciendo, por parte de los ciudadanos organizados, un control democrático sobre la aplicación a la urbanización de los excedentes, como por ejemplo los recursos acumulados por la vía de impuestos a las empresas inmobiliarias. Ello cobra sentido con el hecho de que todo el proyecto neoliberal de ciudad durante los últimos treinta años ha sido orientado a la privatización del control sobre el excedente; excedente convertido en grandes torres, mini-ciudades, obras viales y de transporte, pero gestionados y valorizados por el capital especulativo e inmobiliario. Ese excedente generado socialmente y potenciado con los impuestos ciudadanos no es redistribuido entre la misma ciudadanía, ya que ella es expoliada mediante estos procesos, pero además acosada y violentada mediante los mecanismos del gobierno indirecto, “Cuando llegaron las bases, no tenían permisos autorizados, venían a la malagueña. Venían en camionetas blancas sin logotipos, después supimos que eran los de Ecopark solapados por el gobierno. Las mesas de trabajo se llevaron a cabo en la delegación. Ahí nos presentaron el proyecto, pero éste era de otra colonia en otra delegación, por lo que solicitamos el estudio de factibilidad para la colonia San Pedro de los Pinos, las abogadas se volteaban a ver, pero era evidente que no existía. Se quedó en la realización del estudio de factibilidad que, hasta la fecha de hoy 7 de mayo, no se ha hecho. Asimismo las mesas de trabajo no se han reanudado. Lo que vemos es una imposición, en este momento todo está parado por cuestión electoral, pero después de las elecciones no sabemos que vaya a pasar” (JAG).
Esta estrategias demuestran la nueva naturaleza del Estado, caracterizado por la no vigencia del contrato social, específicamente da lugar a una especie de “postcontractualismo”, en donde los derechos son puestos entre paréntesis hasta nuevo aviso, en donde la información es ocultada, y la interlocución con la ciudadanía organizada alargada y desgastada. Todo ello caracteriza al gobierno indirecto, que también comprende la segunda gran transformación de la propiedad y el derecho de propiedad en la era moderna. Así, la nueva forma de gobierno indirecto, más que regular el conflicto social entre los ciudadanos, empresas y gobierno, llama a la supresión del conflicto social y la ratificación del Estado sin ley, tal y como lo señalan los ciudadanos sin ciudadanía de San Pedro de los Pinos. Todo los cual aumenta la indignación social, “Primero la desinformación, hacerlo de manera escondida, si bien hubo módulos, éstos estaban escondidos en un rinconcito en el parque, después de buscar en Internet supimos que uno debió estar en calle 20. Fue esa arbitrariedad, la imposición, nosotros pagamos impuestos y ahora tener que pagar más con los parquímetros en estas o en otras calles es indignante. A una le dicen, el espacio público no puedes privatizarlo, es decir que no puedes apartar un lugar frente a tu casa para estacionar el coche porque estas ocupando el espacio público. Ellos si dan permisos administrativos temporales y revocables a los vendedores ambulantes, los ATR que les dicen, para hacer uso privado en el espacio público que supuestamente es de todos. Esa es la indignación a esa imposición “otra vez voy sobre ti ciudadano“, es un enojo, siento que es una injusticia, que no debemos ser tratados así, somos ciudadanos, somos personas, no somos animales que te meten a una jaula para que no den lata. ¡NOOO tenemos la libertad de movernos en la calle, nuestra casa, por eso nos amparan las leyes constitucionales, garantías individuales!” (MEJ)
Pero en el estado del fascismo social, la individualización esta a la orden del día. Como se observa en las asambleas, debates, festivales, espacios de difusión y foros de información organizados por #YoSoySanPedrodelosPinos, la gran mayoría de colonos se ausenta, e incluso algunos denuestan las acciones. Con ello podemos afirmar que el espacio y la esfera públicas tienden a desaparecer dando lugar a la emergencia de una cultura urbana configurada en los comportamientos sociales que rayan en el individualismo narcinista y el nihilismo políticamente pasivo impuestos por las relaciones mercantiles urbanas. Por lo tanto, el espacio público como espacio de lo común desapareció, ya que en él no aparecen los otros, salvo como consumidores, lo cual implica la ausencia de intereses comunes sustituidos por el individualismo del usuario. No hay pluralidad ni la posibilidad de dilucidar sobre los problemas que aquejan a esa pluralidad, el espacio es cosificado y homogenizado, se vuelve silencio, en donde una sola voz, la de la publicidad y los dueños del espacio se vuelve estridente (Llorente, 2015). El espacio público polarizado aparece como un espacio privatizado del usuario; sin derechos, solo los del consumidor. Pero hay otros sectores que como ha dicho el geógrafo norteamericano Edward Soja (2000) también son afectados por la metropolarización; se trata de las clases medias que tienden al empobrecimiento y la segregación socioespacial. Ya no se puede hacer nada dicen algunos colonos, asumiendo así el destino impuesto por el capital inmobiliario y el gobierno sin ley, “En algunas colonias las gente ya no puede pagar más y tienen que migrar a colonias más económicas, es un desplazamiento social de clases y eso disminuye la calidad de vida. La exacerbada tala de árboles disminuye la calidad de vida, cada vez hay menos espacios verdes y respiramos los contaminantes que desprenden autos, camiones, la descompensación de ese ciclo de vida vegetal nos afecta. Ya no puedes vivir en paz porque tienes que salir cada tres horas a poner monedas al parquímetro” (CJ).
El futuro de muchas familias que están cediendo a las ofertas de las inmobiliarias, a las presiones, el acoso, sumado a las necesidades económicas es la segregación socioespacial, algunas familias ya se mudaron a zonas habitacionales periféricas con otra calidad de vida, y quienes resisten extrañan la vida anterior, pero al mismo tiempo están decididas a defender su estilo de vida, “Bueno, antes de que quisieran colocar los parquímetros teníamos una vida normal, pero esta acción nos permitió analizar la situación de ésta y otras colonias. La calidad de vida baja porque ahora estamos en pie de lucha, se convierte uno en un guerrero social”(JAG).
Aún así, los colonos son conscientes de que viven la transformación del espacio público en espacio privado o semi-público, el cual se reduce a plazas comerciales, la instalación de tiendas de conveniencia, restaurantes de comida rápida y todo tipo de espacios para ciudadanos-consumidores. Por esas razones, los miembros de #YosoySanPedrodelosPinos se movilizan, “Nos estamos reuniendo con otras colonias para intercambiar información. Todos tenemos alguna queja. En San José Insurgentes por ejemplo, primero pusieron los parquímetros, ahora esta la construcción del Deprimido donde van a construir la Torre Mitikah y la Torre Manacar, con miles de cajones para estacionamientos, una obra donde el gobierno del DF dio permiso que beneficia a una empresa, misma que construyó el Senado de la República y que también está involucrada en la línea 12 del metro. Son proyectos grandes que al final son pagados con nuestros impuestos, donde talan cientos de árboles y que repercuten en la vida cotidiana del ciudadano, pues cada árbol caído esta en detrimento de nuestro oxígeno, afectan propiedades y casas. Vemos la violación de la norma 26 en todas estas colonias, que consiste en hacer construcciones de interés social, ayer asistimos a una marcha en la colonia Roma hasta SEDUVI, por las irregularidades en los permisos de construcción que destruyen patrimonio protegido. Se está construyendo un movimiento por estas inconformidades (MA)…A estos proyectos en marcha se suman otros. Está la Octava delegación, Iglesia de la Soledad. Una parte de la Iglesia donde estaban los baños, la otorgó Mancera para hacer un estacionamientos, cuando existe un documento que ampara que ese espacio no pertenece al GDF. Asimismo en la zona de Polanco se viola la norma 26. En Tlalpan se pretende construir la ciudad de la Salud, lo cual traerá como consecuencia la escasez de agua para las colonias populares. Es una ciudad para el automovilista y con obras de transporte mal planeadas; la línea 12 no funciona, el metrobús tiene accidentes frecuentemente…”(MEJ).
En suma, hoy día en la colonia San Pedro de los Pinos, así como en otras zonas de la ciudad el movimiento molecular ciudadano resiste en busca de contener la privatización del espacio público y de la conversión de su hábitat en un espacio mercantil gestionado por el totalitarismo inmobiliario. Frente a ello cabe preguntarse sobre sí estos movimientos de oposición se unieran de un modo –por ejemplo en torno a la reivindicación del derecho colectivo a la ciudad-; ¿qué deberían exigir? La respuesta podría ser, la exigencia de un mayor control democrático sobre la producción y distribución del excedente generados socialmente y administrado por las instancias estatales. Que en este caso implica que los vecinos-ciudadanos intervengan y participemos en los Consejos Ciudadanos, la Autoridad del Espacio Público y todas aquellas instancias territoriales en donde se tejen las decisiones y los mecanismos que tienden a privatizar el espacio público, instancias que hemos dejado que los militantes y líderes de todos los partidos políticos se los hayan apropiado.
En sí el neologismo es contradictorio, ya que nombra a un aparato digital traga dinero que alienta el uso del automóvil, que contamina, pero que es disfrazado graciosamente con un tropo de sustentabilidad ecológica.
La colonia San Pedro de los Pinos, está ubicada al poniente de la delegación Benito Juárez. Al sur colinda con Avenida San Antonio y la colonia Santa María Nonoalco. Al norte con la calle 11 de abril y la colonia Tacubaya. Al oriente con la avenida Viaducto-Río Becerra y la colonia Nápoles. Y al poniente con Anillo Periférico y una reciente extensión de la misma colonia San Pedro de los Pinos. Anotemos, que la ubicación de la colonia en términos geográficos borra, la otra lectura del espacio gentrificado. Lo cual significa la semiotización del espacio gentrificado.
Herzog & de Meuron es un prestigioso grupo de integrado por y . La sede principal del estudio se encuentra en , si bien existen actualmente oficinas satélites en , , y . En la ciudad de les concedió el . En obtuvieron el , otorgado por un comité de la Real Academia Sueca de Artes. En el año 2001 recibieron Jacques Herzog y Pierre De Meuron el premio , el más prestigioso galardón en el mundo de la arquitectura. El jurado alabó la pasión y la constante innovación con que ambos emplean materiales y soluciones arquitectónicas, así como la colaboración con artistas y el interés por integrar arte y arquitectura. En 2006 les fue concedida la Medalla de Oro de la ().
Cognitariado, es el conjunto de trabajadores especializados del sector de la informática y la comunicación. Quienes realizan un trabajo creativo y operativo inmaterial, pero que son expuestos a formas de explotación mental y emocional. Es el trabajador arquetípico del sector terciario de las telecomunicaciones, los medios de comunicación y todo aquel sector que basa su trabajo en el desarrollo y uso de las tecnologías de la información y la comunicación.
Mauricio Hernández. Parquímetros. Ponencia ante la asamblea #YosoySanPedrodelosPinos. 12 de marzo, 2015.Centro Cultural La Piramide. Mauricio Hernández es Mtro. en Economía y profesor en la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Idém. Hernández, Mauricio. 12 de marzo del 2015.
El narcinismo, es aquel comportamiento individual que combina conductas narcisista, en donde el mundo gia alrededor del individuo y una relación externa manifiesta en la acción social y las relaciones sociales basadas en los intereses materiales y el consumo sin mediación moral o ética.
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